Este fin de semana hemos estado de boda en Teruel. Gran parte de mi familia política es de allí, así que hemos tenido bastantes bodas en esta ciudad. A mí Teruel me encanta. Me parece una ciudad preciosa, en serio. Es una pena que la gente no la conozca porque realmente es un sitio para ir. Sin embargo, en cuanto a hostelería para grandes eventos siempre hemos pensado tanto mi marido como yo que Teruel es un sitio un poco flojito. Salvo por el Parador, que no podemos juzgar porque no hemos estado, los tres sitios donde hemos tenido una celebración no nos han parecido nunca gran cosa.
A ver: no es que sean malos de llorar. No es eso. Simplemente se echa de menos un poco más de delicadeza en la comida.
== LOCALIZACIÓN ==
Dirección: Ctra Nacional Sagunto-Burgos, km 123, Teruel 44195
Teléfono: 978 603095
Para que lo situéis, el Milagro no está en el mismo Teruel, sino que está en plena carretera viniendo de Zaragoza. Justo al lado está el desvío a Celadas y Concud y muy cerca del polígono industrial. Eso hace que las vistas sean un auténtico horror. El entorno es lo peor que tiene con diferencia. Es feo de narices. Tiene la ventaja de que al no estar en Teruel capital se puede aparcar fenomenal en la misma puerta pero vamos, todo lo que se gana de practicidad y facilidad de acceso se pierde en estética del entorno.
Siempre ha tenido mucha fama su cafetería y sus bocadillos. De hecho, por la mañana es habitual ver muchos camiones y autocares parados ahí. Yo he tomado algún café y bien, sin más. Tampoco he probado los míticos bocadillos de jamón, he de decirlo.
== EL MILAGRO PARA CELEBRAR BODAS ==
Es la segunda o tercera vez que estoy en El Milagro de boda y en su honor he de decir que han hecho muchos esfuerzos por renovarlo. Las anteriores veces me había parecido oscuro, anticuado y desordenado, lo que contribuía a parecer sucio, aunque era una percepción errónea. Sólo PARECÍA sucio, pero no es que lo estuviera. Yo en serio que me hacía cruces cuando la gente me decía que era uno de los mejores restaurantes de Teruel porque la impresión que causaba era bastante pobre.
Sin embargo, en esta última visita, me sorprendió muy gratamente el trabajo de reforma que han hecho. Se nota, y a primera vista además. Algo que es muy de agradecer, sinceramente, porque a mí el antiguo Milagro me daba bastante mal rollo.
Al Milagro se accede por un tramo de escaleras. No me pareció que estuviera adaptado para minusválidos, pero este sábado llovía a mares y no tuve mucho tiempo de andar fijándome. Así que sólo lo creo, nada más. Apenas atraviesas la puerta hay un hall donde se puede esperar a que llegue la hora. Es bastante amplio y se percibe que se ha remozado por completo. Da sensación de nuevo, de recién estrenado como aquel que dice.
Según su página web www.restauranteelmilagro.com hay tres salas, además de un restaurante de carta. Las capacidades oscilan entre los 350 y los 500 comensales. Nosotros concretamente estuvimos en el salón Virgen del Pilar, que está en el sótano y es el intermedio.
Tiene como ventaja que no tienes que salir del salón para tomar el aperitivo ni para la discomóvil. En realidad, en la boda estaba previsto utilizar el jardín para tomar los aperitivos, pero como he dicho, llovía a mares y tuvieron que cambiarlo a última hora. Así que no os puedo decir cómo son ni cómo están porque no hubo opción.
El salón está bien. Las oscuridades, grandes cortinajes y dorados pasaron a la historia. La sensación que da es de ser un sitio moderno y cuidado. Siendo sincera, me sigue sin apasionar porque no es mi estilo, pero ahora ya no es una cuestión objetiva, sino de gusto. Para mí sigue teniendo un puntillo hortera, pero vamos, sería como comparar la noche al día respecto a como estaba antes. La verdad es que parece otro restaurante.
Como digo, la estética es más cuestión de gusto que otra cosa. Sin embargo, sí que creo que hay cosas mejorables. Lo primero, las mesas rectangulares. Se nos cayó el alma a los pies cuando vimos que nos había tocado mesa de esas. Había redondas, rectangulares e incluso cuadradas. Sinceramente, yo me cargaría las mesas rectangulares de cualquier restaurante de bodas. Son lo peor que existe porque dificultan muchísimo la conversación. Al final acabas hablando con los de justo enfrente y con los de tus lados… poco más. No me gustan nada. Y además, no entiendo porqué pusieron mesas de éstas ya que había espacio de sobras. El principal problema de las mesas redondas es que ocupan más sitio, pero aquí el espacio no era precisamente un hándicap.
Nuestra mesa era bastante estrecha, pero bueno, tampoco pasaba más. Yo lo que sí que eché de menos fue unas sillas un poco más cómodas porque realmente acabé con el trasero hecho polvo de estar sentada. Ya no sabía ni cómo ponerme. A la vista eran muy bonitas porque estaban vestidas y esas cosas, pero eran bastante incómodas para mi gusto.
Sin embargo el principal, principal, principal problema era que el suelo era de terrazo y del que resbala mogollón. Yo vi tres porrazos importantes, pero más de una (incluida yo misma) estuvimos a punto de caer al suelo. Me parece algo a tener muy en cuenta. Es que es MUY peligroso. Nadie se hizo daño de veras, pero uno de los trompazos fue bastante aparatoso y no se le cayó una mesa encima al resbalar de pura casualidad. Y es que no es lo mismo andar con zapatos con suela de goma o de cuero como los chicos, que algunos de los tacones de las damas. Peligraba la vida del artista. Cierto es que conforme se fue ensuciando con la discomóvil resbalaba muchísimo menos
== LA COMIDA ==
Me voy a referir únicamente a la de la boda, porque es lo que tengo más fresco. Así que yo haría varias salvedades. En las bodas hay que pensar que influye mucho la selección de los novios. Su elección del menú puede distorsionar la realidad, para bien o para mal. El presupuesto es muy importante, así como sus gustos personales. Yo voy a hacer una foto de lo que percibí el sábado, nada más.
Si lo que buscáis es cantidad de comida, el Milagro es vuestro sitio. Con hambre seguro que no os quedáis. A mí no me gusta quedarme con hambre en las bodas. Estos platos enormes con dos tonterías de diseño me ponen muy nerviosa. Pero igual que no me gusta quedarme con hambre, tampoco me gustan los sitios en los que te atiborras a comida. Para mí es tan malo lo uno como lo otro. Lo mejor es un justo medio, la mesura.
Para mí la cantidad de comida del Milagro es exagerada. Preferiría que renunciaran a cantidad a favor de una comida más creativa, más delicada y menos pesada. No es que se coma mal; los platos estaban bien cocinados y la presentación no era mala, pero faltaba mucha creatividad y originalidad.
Lo más flojo para mi gusto fueron los entrantes. Las brochetas de fiambre eran bastante malas (en mi grupo apenas nadie se las pudo acabar) y el resto de cosas no estaban mal, pero tampoco eran nada del otro jueves. Lo único, el jamón, que como supondréis en Teruel no puede faltar y estaba buenísimo.
Del resto de platos, poco que decir. La crema de queso y calabacín parece ser que estaba buena (yo soy sopófoba y no la pruebo), pero con poco encanto. El pescado era tremendamente pesado y poco original (merluza con crema de ajos tiernos y espárragos trigueros) y los langostinos parisienne eran un eufemismo de “langostinos cocidos”. El sorbete estaba bueno, igual que los helados que se sirvieron de postre, pero tampoco eran nada del otro jueves. Y la carne no tuvo demasiado éxito. Entre que a esas alturas la gente estaba más que llena y que la carrillera es una carne un tanto peculiar, casi toda se quedó en los platos. La tarta, bien, estaba muy buena.
En resumidas cuentas a la comida le tengo que dar un aprobado porque estaba bien, pero para mi gusto le faltan muchas cosas para ser sobresaliente o una comida de esas que te quedan en la memoria. Pasará sin pena ni gloria. Sólo recordaremos lo muchísimo que comimos, y eso hoy en día no creo que sea el mayor de los elogios.
Una de las cosas que sí que me gustó fue que la comida estuviera emplatada. A mí me horripilan los sitios donde te andan sirviendo porque las posibilidades de que se les caiga algo aumentan de manera exponencial. Y aunque no se caiga, siempre estoy en un ay. Los camareros fueron diligentes en ese sentido.
Lo que me sorprendió fue que no sirvieran la bebida. Los caldos eran estupendos (fue elección de la novia, que se dedica a eso), dicho sea de paso. La dejaban siempre en la mesa, para que se sirvieran los invitados. Normalmente la primera copa siempre la suelen echar, pero aquí no. Me chocó.
En cuanto al ritmo del banquete, fue algo lento para mi gusto. La boda fue bastante tarde y empezamos a cenar tardísimo. Al final la sobremesa se alargó un poco en exceso. No fue tampoco una cosa exagerada (a mí, concretamente no se me hizo tan largo porque estaba muy entretenida de palique) pero sí que hubo gente que dijo que se había hecho un poco largo.
Por último sólo decir que lo que sí que resultaba un poco molesta era la música que precedía a los platos. Estaba excesivamente alta e impedía cualquier conversación.
== LA DISCOMÓVIL ==
Hay poco que decir al respecto. El baile tuvo lugar en la misma sala, en un apartado y había sitio de sobras para todos. No hacía demasiado calor y la música era, pues la habitual. Eligieron la fórmula de la discomóvil (no sé si había otra posibilidad) y fue más que correcta.
Lo que sí que me extrañó fue que no hubiera camareros. La bebida era autoservicio. Ni bien ni mal, raro.
== LOS BAÑOS ==
Muy amplios y muy limpios. No hay queja al respecto. Estaban en la misma planta y no faltaba de nada. Buena impresión.
== RESUMIENDO ==
Para mí es de valorar el esfuerzo de modernización que han hecho. Realmente se nota que, pese a los fallos, se han tomado en serio la tarea de reforma del sitio. Yo lo valoro positivamente. Ha ganado una barbaridad el local desde la anterior vez que estuve, está a años luz.
No dudo que sea uno de los mejores sitios de Teruel, y estoy convencida de que los novios nos quisieron agasajar a los invitados y se dejaron un pastón en el banquete. Pero me parece que todavía está muy lejos de ser un establecimiento hostelero a la altura de otros locales de ciudades más grandes. Les queda pulir algunos detalles y sofisticarse un poco.
Dudo mucho sobre la nota que darle. Tres estrellas me parece justo y cuatro un poco excesivo. Lo ideal sería darle 3 y media, un notable raspado.
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