"Segundas partes nunca fueron buenas". Eso dicen, ¿no? Normalmente es difícil hacer una continuación de un éxito que esté a la altura de su predecesor. Algunas veces es porque, en efecto, la segunda parte es mediocre y en otras es porque la primera ha sido tan buena y ha dejado el listón tan alto, que es imposible mejorar lo existente o acercarse a su calidad. Pero, ¿qué pasa cuando un libro es una verdadera bazofia literaria? De buenas a primeras, no tienes absolutamente ningún interés en leer la continuación. Si el primero te ha parecido malo, ¿para qué prolongar el mal rato leyendo su secuela? Es más: ¿Qué esperanzas hay de que la segunda parte sea buena cuando la base de la que parte es una novela mediocre? En teoría, ninguna. Pero siempre tiene que haber excepciones y, en esta ocasión, yo me he encontrado con una.
"Mentiras piadosas" es la primera parte de "Medias verdades", el libro que nos incumbe en esta ocasión. Ya dije en su momento que "Mentiras piadosas" me pareció una novela infame, mediocre e insustancial. Sorprendentemente (y a pesar de ser de una pésima calidad y de un soberano aburrimiento) la novela fue un éxito y encumbró a su primeriza autora a lo más alto de las listas de éxitos. Poco después de publicarse "Mentiras piadosas", la segunda parte llegó al mercado. Desconozco si la decisión de escribir una continuación respondió a motivos coyunturales (aprovechar el tirón del inesperado éxito de la primera novela) o a motivos argumentales (la primera novela acaba en un final ambiguo que deja las puertas abiertas a una secuela).
Sea como sea, el caso es que "Medias verdades" retoma la acción y los personajes justo en el punto en que se quedaron al finalizar la primera parte. Y, si en mi anterior opinión dije que no entendía como un libro tan espantoso y carente de calidad como fue "Mentiras piadosas" había sido un éxito, en ésta tengo que decir que no entiendo cómo Lisa Unger puede haber sido capaz de escribir un libro tan bueno como éste después de haber escrito una primera novela infame que debería estar prohibida por lo mala que es. Y, lo que todavía tiene más mérito, es que siendo ambos libros parte de una misma historia, haya conseguido hacer una buena continuación de un libro que no tenía ningún interés y cuya lectura era insufrible. Ambas novelas están a años luz la una de la otra: si la primera se merecía un suspenso con números negativos, ésta se merece un notable rozando el sobresaliente.
¿Es necesario haber leído la primera parte?
No. Así de simple. Ni necesario ni recomendable. A pesar de que el libro retoma una historia inacabada que tiene su origen en una novela anterior os podéis ahorrar el mal trago de leer la primera porque son dos historias independientes que se pueden leer por separado. De hecho, Lisa Unger es consciente de que no todo el mundo que lea este libro habrá necesariamente leído el primero y, en los primeros capítulos, hace una especie de resumen de lo que pasó en el libro anterior. No tendréis ningún problema en adentraros en la historia y poneros en antecedentes porque la primera novela era tan aburrida, absurda e innecesaria que la autora es capaz de resumirla a la perfección en un par de páginas en ésta. La ventaja que tendréis si habéis leído el primer libro es que ya conoceréis a los personajes y no tendréis los puntuales momentos de confusión que tendrá un lector "virgen", pero repito: no es necesario leer el primer libro porque todo lo que ha pasado antes, está explicado aquí.
Sinopsis
En "Medias verdades" volvemos a encontrarnos con Ridley Jones, una periodista 'freelance' que ha conseguido recuperar [medianamente] la normalidad de su vida después de que, hace un año, ésta se pusiera patas arriba al descubrir que había estado viviendo en una gran mentira y que su tío Max era en realidad su padre biológico. Max provenía de un entorno familiar hostil y violento e inició "Proyecto rescate", una organización que ayudaba a los niños víctimas de abusos. Esta organización no era más que una cortina de humo para encubrir una red criminal que se dedicaba a raptar niños de hogares desestructurados para venderlos a familias adineradas. Su nuevo vecino Jake también resultó ser un niño víctima de "Proyecto rescate" y, él y Ridley, emprendieron una búsqueda de la verdad que puso sus vidas en peligro ya que se enfrentaban a todo un mundo criminal de personajes y sicarios muy peligrosos.
En esta segunda parte, Ridley va rehaciendo su vida poco a poco junto a Jake. Algo tan inofensivo como llevar unas fotografías a revelar convierte su vida en un infierno [otra vez] ya que es interceptada por un agente del FBI porque, en todas esas fotos, aparece la figura de uno de los hombres más buscados por la justicia mundial: su tío-padre Max. Sólo hay un pequeño problema, y es que Max murió hace años en un accidente de coche. ¿O quizás no? ¿Fue otra gran mentira en la vida de Ridley? A partir de este momento su vida vuelve a convertirse en un caos de persecuciones, búsquedas desesperadas y huidas para saber la verdad de todo lo que pasó y descubrir de una vez quién es ella misma (sufre una inmensa crisis de identidad al sentirse totalmente desarraigada) y, lo que es más importante, salir viva de todo ello. Otra vez su vida vuelve a correr peligro ya que criminales de todo el mundo le siguen los pasos muy de cerca para llegar al objetivo final: Max, un monstruo al cual buscan autoridades y criminales de todo el mundo. Unos para llevarlo ante la justicia y otros para hacerle pagar por las traiciones y problemas que les ocasionó. ¿Está vivo? ¿Quién es en realidad? ¿Qué monstruosidades ha hecho a lo largo de su vida? ¿Qué tiene que ver Ridley en todo eso?
Género
A diferencia del primer libro (en el que nos dieron gato por liebre) esta novela sí que es un thriller. La primera parte la venden como tal, pero no lo es (es una novela romántica con intentos de suspense, pero todo se queda en una novela aburridísima). En esta ocasión sí que podemos afirmar categóricamente que estamos ante un thriller, ya que esta novela cumple todos los requisitos que debe tener cualquier novela del género que se precie:
* Page-turner
Cuando se dice que un libro es un "page-turner" significa que es un libro adictivo, de esos que no puedes soltar porque te absorben y enganchan de tal manera que hacen que te quedes atrapado en su lectura, que te tienen en vilo y que provocan que te vayas a dormir a las tantas porque no puedes dejarlos. Éste lo es: es tan absorbente que, cuando te das cuenta, ya has leído 50 páginas más sin prácticamente darte cuenta. Es un libro de esos que hacen que aproveches la mínima oportunidad para leer un poco más porque te llama a gritos y no puedes ignorarlo.
* Trepidante
Una característica que se agradece muchísimo a la hora de leer un thriller y que se echa mucho de menos cuando no está. "Medias verdades" también cumple este requisito: es una novela de ritmo agitado, rápido e intenso. No hay momentos muertos, de relleno, vacíos… es una novela en la que siempre están pasando cosas: es como un tren en marcha que no se detiene más que para dejar bajar y subir a los pasajeros. En este libro es exactamente igual: las paradas son para que los personajes entren, salgan y tengan un momento de respiro; pero inmediatamente después la acción vuelve a empezar y todo vuelve a tomar un ritmo vertiginoso. Los conceptos "page-turner" y trepidante suelen ir de la mano y, a menudo, se vuelven sinónimos (como es el caso de este libro).
* Absorbente
Otra característica que también cumple a rajatabla esta novela: te absorbe hasta hacerte perder la noción del tiempo y del espacio. Es una novela que hace que, mientras la lees, te olvides por completo del mundo exterior y te zambullas de lleno en el plano literario. Vives y sientes con los personajes, te da la sensación de ser un personaje más de la historia, de observarlo todo desde primera fila, de correr al lado de los protagonistas pero siendo invisible. Es una novela que consigue algo maravilloso: que visualices lo que está pasando gracias a una prosa muy ágil y muy evocadora; realmente tienes la sensación de estar viendo lo que pasa: puedes ver las calles, los rascacielos, pasear por Nueva York, correr por Londres, sentir el ambiente, oler las ciudades y calles que describe la autora y meterte en la piel de los personajes.
Desarrollo
El desarrollo del libro es muy fluido y muy ágil gracias a la prosa de Unger y su habilidad para crear misterio, tensión, suspense y hacer al lector partícipe de ello. Hay mucho diálogo y situaciones trepidantes con muy poca descripción exhaustiva (lo que le añade rapidez). Esta novela es mucho más intrincada que la anterior: tiene muchísima acción (en la anterior la acción era nula), es más oscura, cruda y tenebrosa al tiempo que ofrece una visión mucho más extensa de lo que es el mundo criminal. El personaje de Ridley le añade fuerza y complejidad a la historia: es un personaje creíble y real, que podría existir fuera del plano literario. No es una heroína con poderes, es una mujer normal y corriente que se encuentra abocada a una situación extrema y tiene que ser fuerte para enfrentarse a los peligros que van surgiendo por el camino. Los personajes están mucho más desarrollados que en la novela anterior (en la cual no eran más que esbozos mal hechos sin carisma y capacidad de provocar empatía). En ésta son carismáticos y despiertan empatía. Aparece en escena un nuevo personaje; Dylan: un agente del FBI que, si bien en un principio es percibido como un obstáculo, a medida que avanza la historia se convierte en el único aliado de Ridley, en su protector y único amigo en una situación en la que Ridley ya no puede fiarse ni de su propia sombra. Ridley se presenta como un personaje mucho más complejo que en "Mentiras piadosas": en "Medias verdades" el lector empatiza con ella inmediatamente, debido en parte a que es la propia Ridley la que nos cuenta la historia: está contada de tú a tú, con momentos en los que Ridley formula preguntas al lector y le cuenta cómo se siente. Se encuentra desubicada y tiene una crisis de identidad: no sabe quién es y se plantea constantemente si la genética es lo importante o, por el contrario, el entorno es lo que hace y define a una persona. Su instinto de periodista la lleva a seguir investigando y querer llegar hasta el final del asunto. El sentimiento de desarraigo y soledad es universal, de modo que cualquier lector se puede identificar con el personaje.
El desarrollo de la historia es excelente y no pierde fuelle en ningún momento (gracias, en parte, a los continuos giros y vaivenes de la historia): Ridley (ayudada por Jake y Dylan) pone todo su empeño en descubrir la verdad y va de una pista a otra, encontrándose con cosas que no entiende y piezas de un puzzle que no sabe cómo encajar. Interactúa con otros personajes, busca respuestas al tiempo que huye de no se sabe quién, se sabe amenazada y perseguida… todo son elementos inconexos y cabos sueltos que no sabe cómo atar para encontrar lo que busca: demasiada información que no sabe cómo usar. A medida que va descubriendo cosas se encuentra en el dilema de seguir investigando o dejarlo correr para seguir con su vida y vivir en la ignorancia. ¿Realmente quiere descubrir la terrible verdad? ¿No sería mejor vivir en la ignorancia pero vivir feliz? Ridley va tirando del hilo y, cuando llega el final, todas las piezas encajan y tanto Ridley como el lector ven el puzzle entero y entienden todo lo que ha pasado; y es que el lector está tan perdido como Ridley porque sólo dispone de la información que ella proporciona en su relato de la historia en primera persona. La confusión y sentimientos de Ridley se transmiten al lector que los siente como suyos. Hay lugar también para el amor y la pasión (con una historia tipo "dividida entre dos amores") que le añade romanticismo al libro. Tiene momentos muy buenos de reflexión en los que Ridley se pregunta a sí misma cuánto pesa la genética y si lo que nos define son nuestros vínculos de sangre o el entorno que nos rodea. No podemos elegir lo que nos pasa, sólo podemos elegir cómo enfrentarnos a ello y cómo afecta eso a nuestra vida. La acción se desata en el momento en el que Ridley lleva sus fotos a revelar y ya no se detiene hasta la última página (es como una montaña rusa que arranca y no se detiene hasta que se acaba la inercia). Hay tiroteos, huidas desesperadas, momentos de "¡¡Corre, es ahora o nunca!!", escenas de pasión, subidas de adrenalina, persecuciones por Londres, momentos de "Confía en mí", de "¿Qué narices es lo que pasa?", diálogos y conversaciones de mucha intensidad y carga psicológica, etc… A pesar de todo, no es un thriller de esos "de ciencia ficción": no hay nada sobrenatural y lo que prima es el terror psicológico y la fortaleza interior de los personajes, no hay grandes luchas irreales ni una protagonista que se carga ella solita a un grupo de 10 matones. Es una novela trepidante de las que dejan sin aliento y que no resulta inverosímil, lo cual la hace más interesante si cabe.
Opinión personal
Es una novela que me ha encantado y que recomiendo totalmente a los amantes del thriller, el suspense y la intriga. El primer libro es bazofia pura y dura pero éste segundo es, simplemente, perfecto. La diferencia entre uno y otro es abismal: no parecen escritos ni por la misma autora. La progresión que ha hecho Lisa Unger es impresionante: ha pasado de escribir de pena a escribir una best seller genial que sí que merece ostentar esa categoría. Si habéis leído el primero y os ha decepcionado tanto como a mí, no os dejéis engañar por él: éste no tiene nada que ver. "Medias verdades" es un libro que merece la pena leer: un magnífico thriller ambientado en la ciudad, con una protagonista muy carismática apuntalada por dos personajes igualmente carismáticos que seducen al lector, momentos de reflexión personal, mucha acción, un ritmo vertiginoso y un devenir de los acontecimientos que cierra el círculo de la pesadilla de Ridley (pero dejando una pequeña ventana abierta a más aventuras).
Ficha técnica
Título: Medias Verdades
Título original: Silver of truth
Autora: Lisa Unger
Editorial: Umbriel
ISBN: 978-84-89367-37-1
Año de edición: 2007
Número de páginas: 375
Edición: rústica
Precio: 15 €
Extracto
"- ¿Cuánto sabes de mí? - No estaba segura de por qué le había preguntado eso. Sigo sin estarlo.
-¿Cómo? - dijo sin volverse.
- Quiero decir que, después de todo este tiempo vigilándome, ¿cuánto sabes?
No me respondió inmediatamente y supuse que no iba a hacerlo, y entonces:
-Sé que todavía escuchas a Durán, Durán. Que cantas en la ducha. Que roncas. - No dije nada: estaba avergonzada y sorprendida y, de repente, me arrepentía de haber hecho la pregunta-. Sé que te gusta comer helado después de hacer el amor con Jake. Sé que a veces te duermes llorando, que lloras cuando estás estresada o furiosa o muy cansada. Sé que estás más enfadada con tus padres de lo que admitirás jamás. Sé que tienes mente de investigador, un deseo irrefrenable de descubrir la verdad sobre las cosas y las personas, y que eres terca como una mula.
Sentí que me recorría una poderosa oleada de ira.
-¡Cállate! - dije.
Se dio la vuelta para mirarme y se acercó hasta quedar de pie junto a mí.
-Sé que echas de menos la vida que llevabas antes; que, si pudieras, tal vez darías marcha atrás en el tiempo.
-¡Cállate! - repetí levantándome de la cama.
La ira me impedía respirar. Él me puso las manos en los antebrazos; traté de soltarme pero me sujetó con fuerza.
-Sé que odias todo esto. Pero lo que más odias es lo que sabes de Maxwell Smiley ahora. Odias que sea parte de ti.
Un sollozo se escapó de mi garganta y seguí forcejeando para soltarme, pero él me sujetó con más fuerza aún. Yo quería taparme los oídos con las manos y echar a correr.
-Pero también sé que no importa, Ridley, que hay un auténtico pozo profundo y rebosante de bondad en tu interior: eres una de las pocas personas verdaderamente honestas, buenas y preocupadas por los demás que conozco. No importa de dónde vengas. Nada podrá cambiar eso, jamás."
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