Leviatán, Paul Auster


No tengo otras palabras que “obra maestra” para describir lo que he pensado al terminar la novela de Auster, Leviatán. Es genial, mucho mejor de lo que esperaba. Lleva tiempo detrás de este autor y por unas cosas o por otras no me acaba de lanzar a sus novelas. El resultado final del encuentro ha sido todo un éxito, casi ha terminado en romance porque me he enamorado de la literatura de Auster. Incluso voy a comprarme el libro, y todos los que pueda del autor, porque esta vez también había recurrido a la biblioteca municipal y semejante joya hay que tenerla en casa.

Ficha técnica

Como siempre, comenzaré con unos datos técnicos que pueden ser útiles para quienes tengan interés por el libro.

Título: Leviatán
Autor: Paul Auster
Editorial: Anagrama (la edición que he cogido en la biblioteca es la segunda, de octubre de 1993).
Número de páginas: 269
ISBN (de mi edición): 84-339-0634-8
Precio: el mío es un préstamo pero podéis encontrarlo en los Compactos de Anagrama por 7,50 euros. Ya no hay excusa para no comprarlo.

En la base de datos de la Agencia del ISBN encontramos cinco ediciones disponibles del libro en Anagrama, Círculo de Lectores, RBA y Edicions 62. La más reciente es la de Anagrama de 2003, con el mismo ISBN que os indico arriba. Como curiosidad, buscando sólo por autor, encontramos 100 resultados, un buen número teniendo en cuenta que su obra (sin contar poesía, ensayos y teatro) se limita a 16 novelas.



Un poco sobre Paul Auster

Y, para no perder la costumbre, dedicaré también unas líneas a Paul Auster, el autor. Ya os digo que le tenía ganas, es de esos autores que siempre tienes en mente pero durante un tiempo no llegas a leer. Ahora creo que voy a darme un atracón de Auster, aunque intercalaré con otros autores para no cogerle manía, que todo puede ser.

Nació en 1947 en Nueva Jersey y estudió literatura en la Universidad de Columbia. Viajará en varias ocasiones a Francia, una de ellas para evitar el alistamiento para la guerra de Vietnam. Trabajará como traductor y finalmente se decantará por la literatura, recibiendo por su obra varios premios y llevando incluso alguna de sus novelas al cine (ha trabajado dos veces como director). Está casado con Siri Hustvedt, también novelista.

Entre sus reconocimientos destaca el Premio Medicis de Francia por Leviatán (1993), el Premio al mejor libro del año del Gremio de Libreros de Madrid por El libro de las ilusiones (2003) y finalmente, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2006. Digo yo, si le dieron el de la Concordia a Rowling... ¿por qué no el de las Letras a Auster? En este caso no tengo nada que objetar.

Su bibliografía es extensa y su obra variada, ya que además de novela ha escrito poesía, ensayo, guiones de cine y teatro. Centrándonos en la novela y tomando como base la Wikipedia os pongo el siguiente listado:

· Jugada de presión (1976)
· La trilogía de Nueva York; formada por tres libros: Ciudad de cristal (1985), Fantasmas (1986) y La habitación cerrada (1986)
· La invención de la soledad (1988)
· El palacio de la luna (1989)
· En el país de las últimas cosas (1989)
· La música del azar (1990)
· Leviatán (1992)
· El cuento de Navidad de Augie Wren (1992)
· Mr Vértigo (1994)
· Tombuctú (1999)
· El libro de las ilusiones (2002)
· La noche del oráculo (2004)
· Brooklyng Follies (2005)
· Viajes por el Scriptorium (2006).

Este año 2008 Paul Auster ha prometido nueva novela, Man in the dark. Al parecer se publicará primero en danés (¿?) y luego en inglés y otros idiomas europeos.

Como curiosidad, y por si no lo sabíais (yo hasta hace nada tampoco), la hija de Auster, Sophie, es cantante, actriz y también modelo y, salvo en lo de actriz, en lo restante debe ser bastante buena.

Y por fin... Leviatán

Quiero contar mucho sobre este libro. No, no os preocupéis, que no voy a desvelar ningún dato importante, aunque no es tan importante el final como las historias que se van entremezclando hasta llegar a ese final que sabemos de antemano. Quiero contar muchas impresiones que me han ido surgiendo a lo largo de la lectura y que no creo que chafen a nadie la lectura.

Me he leído este libro en un día, no es ninguna hazaña pero teniendo en cuenta que mi hijo me absorbe bastante y que sólo estuve despierta hasta las dos de la mañana quiere decir que me cautivó. Y eso no es poco.

Leviatán es la historia de un hombre muerto en extrañas circunstancias y las personas que le rodean narrada por su amigo y escritor, Peter Aaron, el alter ego de Paul Auster (mismas iniciales, coincidencias en el nombre de una novela de ambos escritores, el ficticio y el real). Este hombre es Benjamin Sachs, también escritor pero mucho más que eso, objetor de conciencia que pasó unos meses en prisión durante la guerra de Vietnam, asesino arrepentido e incluso peligroso “maníaco” perseguido por varios estados debido a su afán de volar estatuas de la libertad (de ahí la portada del libro, aunque también alude a la crítica política que recorre todas las líneas de la novela). A pesar de todo lo que os cuento aquí, que es menos incluso de lo que podéis leer en la contraportada del libro, no os desvelo nada que pueda estropear la lectura.

Además de la vida de Sachs y su entorno también nos contará Aaron su propia vida, siempre en relación con la de Sachs desde su ¿casual? encuentro quince años antes de la muerte de éste. Y pongo casual entre interrogaciones porque en Leviatán nada es casual, aunque parezca que el azar forma parte de las historias que se narran de un modo extraño y ordenatorio, yo creo que es más bien fruto del destino, al que Auster atribuye casi un papel de protagonista en la novela. Y es que todo es más o menos cotidiano, hasta que el destino va cruzando las vidas de los personajes de manera casi increíble. Lo bueno de todo esto es el “casi”, ya que Auster consigue con su prosa hacer que todo sea totalmente creíble.

En Leviatán hay muchas cosas que me han gustado o me han llamado la atención, unas según iba leyendo y otras al finalizar la novela y querer saber algo más del autor. Una de las cosas que me han sorprendido, quizás porque hace poco leí a Nothomb, que tiene esta misma característica, es la importancia de los nombres, aunque en este caso relacionados con lo real, con la vida del propio Auster, que los introduce en la novela de diferentes formas. El protagonista, Benjamin, por ejemplo, tiene el mismo nombre que usó Auster para publicar su primera novela, Squeeze Play (Jugada de Presión): Paul Benjamin. Iris, la segunda mujer de Aaron, es el nombre de la segunda mujer de Auster, Siri, escrito al revés. El propio autor, como ya he dicho, tiene a su alter ego en el narrador, Peter Aaron, que lleva sus iniciales, es también escritor y ha publicado una novela titulada Luna (la de Auster se titula El palacio de la luna).

Además de estas coincidencias “nominales” hay otras en el plano de los acontecimientos que viven los personajes y que tienen algo de autobiográfico. Antes de conocerse ambos escritores, Sachs y Aaron, ambos afrontaron la guerra de Vietnam de diferente manera: Sachs pasó varios meses en la cárcel por negarse a alistarse mientras que Aaron se marchó a Francia donde pasó unos años estudiando a cuenta de sus padres. El propio Paul Auster vivió una situación similar, ya que se marchó una temporada a Francia para evitar ir a la guerra. Aquí parece plasmar su manera de afrontar la situación en el personaje de Aaron, mientras que en Sachs plasma la manera de actuar de un antibelicista (o anti guerra de Vietnam) verdaderamente comprometido con su manera de pensar hasta las últimas consecuencias.

Y es ahí donde entra la crítica social, especialmente en el personaje de Sachs, un ser complejo y de ideas firmes, un verdadero defensor de los derechos humanos, de la libertad (de expresión y humana), una persona asqueada por las falsedades sociales, los convencionalismos... que plasma sus ideas en sus textos, creando un tipo de literatura menos cercana al gran público. Pero a la vez es un personaje con una gran lucha interior que sólo intuimos por pequeños detalles, conversaciones, situaciones que conocemos por terceras personas (terceros personajes en este caso), sacrifica el éxito como escritor y como persona pública para poder expresar sus ideas con libertad y realizar todo los actos de su vida siguiendo firmemente sus creencias. Esto le convierte en un personaje difícil, tremendamente positivo y atractivo a la vista de los demás, pero con un complejo mundo interior, donde se libran grandes batallas. Y todo eso nos lo cuenta Auster a través de Aaron y de una narración rápida, ágil y nada superflua; parece mentira que podamos hacernos una idea tan buena de la complejidad de un personaje a través de la prosa de Auster, pero así es. Lo que otros no consiguen con pesadas descripciones y cientos de páginas de relleno lo hace Auster con las palabras justas, así como lograba Amelié Nothomb escalofriarnos con su relato del enemigo.

Tanto Sachs como el resto de personajes de la novela me han parecido de una profundidad enorme, conseguida con pocos artificios, de un modo tan simple que asombra. Además son personajes que, a pesar de tener ciertas excentricidades, son tan creíbles y reconocibles en nosotros mismos en ocasiones que calan pronto en el lector y despiertan nuestras simpatías. Incluso en los actos más horribles podemos llegar a justificar y entender a los personajes de Auster. Creo que en parte esto lo logra, además de por su magistral prosa, por utilizar referencias reales, de personas que él conoce. La confirmación de mi sospecha llegó cuando supe que para Maria Turner, la excéntrica artista, se inspiró en la conceptualista francesa Sophie Calle. Al leer un poco sobre Sophie Calle, incluso uno de los personajes que pueden parecer más ficticio, como Maria Turner, adquiere una nueva credibilidad.

Otro aspecto que me ha intrigado de este libro es su título. Auster juega con el lector y con sus personajes escritores. Leviatán es el nombre de la novela inconclusa de Sachs y luego de la historia que pone Aaron sobre el papel. Y también es el título de la novela del propio Auster. Es un juego complejo. También es complejo el significado de la palabra. Yo, por mi bagaje cultural, lo asociaba al demonio, a un nombre satánico, pero, al profundizar sobre el tema he descubierto otros significados que me parecen más acordes con el título de la novela, como el que lo asocia a fuerzas preexistentes del caos, o como símbolo de la humanidad en oposición a Dios. Lo de las fuerzas preexistentes me ha hecho asociarlo al destino, que rige las vidas de los personajes de Auster.

Quizás la parte que menos me ha gustado del libro es en la que se narra el destino de la amiga de Maria Turner, Lillian Stern y su marido, Reed Dimaggio, y cómo Sachs llega a su vida y a su muerte. Lillian me parece un personaje menos trabajado, que no me inspira nada, porque la simpatía que puedas tenerle por un lado se esfuma en la relación con su hija y con Sachs. Pero es un mal menor dentro de un libro que me ha gustado tanto.

A pesar de todo lo que he ido contando sobre la novela, a pesar de que sabéis que el protagonista muere (lo hace al principio del libro) y más o menos os he acercado a su complejidad, no os he estropeado la lectura, os lo aseguro. Así que os animo a que, si aún no conocéis a Auster, empecéis pronto para no perderos durante más tiempo su genialidad.

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