Museo de la cerveza la Zaragozana, Zaragoza


La Zaragozana, centenaria fábrica de cerveza de la capital aragonesa, lleva enseñando sus instalaciones desde antes que lo recuerdo; cuando era adolescente, en el cole nos llevarona verla. Sin embargo desde el año 2000, con motivo de la celebración del centenario, funciona como museo. En ese año se remozaron las instalaciones y la visita se estableció de una manera más ordenada y más abierta al público en general.
La visita dura unas tres horas, aproximadamente, y para acudir sólo hay que llamar al 976 27 28 46 y pedir que te pasen con el departamento de marketing. En principio, hay tres tipos de visitantes: grupos, clientes y particulares. Los horarios son bastante flexibles, habiendo grupos por las mañanas, por las tardes y los sábados por la mañana. Si perteneces a un grupo, es conveniente avisar con bastante antelación porque suele haber bastante demanda.

La visita es siempre guiada y la realiza uno de los trabajadores de la empresa. Son personas muy vinculadas a la fábrica, y cuyo conocimiento sobre la empresa es profundo y comprometido. Si el grupo es muy especializado (por ejemplo, de Celce, o estudiantes de ingeniería química), la visita la puede llevar a cabo incluso el maestro cervecero (¡todo un lujo!, porque es el jefe de producción) o alguna de las personas del laboratorio químico. Sus conocimientos no se limitan a un un saber téorico, sino a la pura práctica, con lo que la visita se convierte en algo muy ilustrativo. Si no se está interesado en aspectos tan productivos, la visita la realiza alguien ligado al departamento de marketing, que es el que coordina el programa de visitas.

Uno de los principales intereses de la fábrica reside en que se encuentra en funcionamiento. Aunque la parte de distribución se trasladó hace unos años a unas naves en la carretera de Castellón, el resto del proceso se realiza en el centenario edificio. Resulta muy curioso cómo conviven procesos muy artesanales como las piscinas de fermentación abierta o la germinación de la cebada, con otros altamente tecnificados como el envasado.

La visita comienza en el Espacio Ambar, una sala polivalente de hermosa belleza. Llama en él la atención la fuente de la cerveza, realizada por el escultor Paco Rallo, recientemente fallecido y autor de los leones del puente de piedra, el cuadro "Alegoría de la cerveza" de Jorge Gay o la exposición de botellas antiguas que atesora. Es un espacio moderno, concebido también como salón de actos (se utiliza tanto internamente para reuniones corporativas, para presentaciones, ruedas de prensa y al final de la visita, incluso como bar), lo que contrasta con la antigüedad del resto de estancias que se visitan.
A continuación se visita la maltería, la única en funcionamiento anexa a una fábrica de cerveza en España, en el que se puede ver todo el proceso de malteado de la cebada, desde que llega como grano hasta que se convierte en malta, la principal materia prima (junto al agua, por supuesto) de la cerveza. Veréis máquinas antiguas, muchas realizadas en madera que actualmente siguen en uso. Es muy llamativo el horno en el que se tuesta.

Una vez se ha visitado la maltería, se pasa a conocer la sala de Cocidas antigua. Esta sala no está en funcionamiento y consta de dos tanques de cobre, perfectamente restaurados y conservados. Actualmente la que se usa es la sala de cocidas moderna, situada enfrente, que también se visita, y cuyos tanques son de acero inoxidable. Con mucho menos encanto, pero de mayor capacidad y más cómodos.
Uno de los principales atractivos de la visita es la sala de fermentación en abierto. En esta sala el mosto de cerveza (aún no es cerveza porque todavía no tiene alcohol) se pone a fermentar en una suerte de bañeras abiertas. Lo que se ve, depende un poco del día en el que vayáis; a veces se puede ver la cerveza en sus distintas fases de fermentación, algo que se distingue fácilmente por la cantidad de espuma que hay. La acción de la levadura es impresionante! Lo cierto es que dan unas ganas terribles de tirarse a hacerse unos largos, algo que no es muy recomendable por la concentración de CO2, dicho sea de paso. También se visitan los tanques de fermentación en cerrado, que se encuentran en el exterior. Resulta curioso el contraste entre ambos métodos de fabricación.

Se visita por último la botellería, donde se observa desde lo alto todo el proceso de envasado. Desde la llegada de las botellas, recicladas o no, su lavado, posterior envasado, etiquetado y presentación para la venta. Es un proceso altamente tecnificado y que llama la atención por el contraste.
Para terminar la visita, se vuelve al Espacio Ambar donde los visitantes podrán degustar los productos de la casa. Se tiene mucho cuidado con el respeto a la ley, y si eres menor, lamentablemente no podrás probar productos con alcohol. Si superas los 16, te darán sin alcohol, y si no, pues agua, ya que la marca es del mismo grupo que Agua de Lunares y Konga. Todo esto aderezado con un piscolabis ¡no vais a tomar la cerveza a palo seco!.

En este tramo final, proyectarán los anuncios de la marca, y se responden personalmente a todas las dudas que pudieran haberse quedado en el tintero. El responsable de la visita se sentará con vosotros y de una manera amena, os comentará todo aquello que deseéis saber. Así mismo, si estáis interesados, podréis comprar artículos de merchandising en la tienda. Merece la pena visitarla aunque no se compre, puesto que se enclava en el antiguo edificio de oficinas y está amueblada con muebles de la época.
La visita es completamente gratuita y es una buena manera de conocer uno de los negocios centenarios de la ciudad. Ah! Y si la visita la hacéis por la tarde, a las siete sale a dar su paseo diario por las calles de la ciudad la narria cervecera, con sus inmensos caballos shires cuidados con esmero por Ramón y Diego, los conductores de la misma (los habréis visto alguna vez en el cuadro de la narria que adorna muchos establecimientos hosteleros de la ciudad). Con un poco de suerte, habréis visto como acicalan a los caballos para su paseo, puesto que lo hacen en el interior de la fábrica.

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