27 vestidos


Con bastante frecuencia me suelo reunir con una amiga a ver el Hola. Una de nuestras coñas privadas es que las famosas con poco que hacer cuando se las quieren dar de super ocupadas y estudiosas en las entrevistas que dan dicen que a partir de ese momento van a diseñar y lanzar su propia colección. Si han de estudiar algo, siempre es lo mismo, gemología. No dudo que haya personas que lo hagan porque de verdad les gusta, pero normalmente cuando alguien en las revistas estudia gemología suele ser porque es una completa nulidad para cualquier otra cosa, le sale el dinero por las orejas y lo hace para hacer como que hace algo.

Os cuento esto porque hasta este topicazo sale en la película. Hay un momento en que una dice que se ha puesto a diseñar y tal y alguien saltó como un resorte para descojone general ¡¡¡¡gemología!!!. Es nuestra broma privada.

Hacía mucho tiempo que queríamos ver esta película. Había leído muchas críticas por aquí diciendo que era mala a rabiar y pese a todo quería verla. Llamadme masoquista. Lo peor (o lo mejor, según se mire) es que mis amigas también, así que ayer, aprovechando que estoy de rodríguez en casa, nos montamos una sesión. No creáis que fue sencillo… SIEMPRE estaba alquilada.

27 vestidos es la película perfecta para ver con las amigas. Vale, es la película más previsible del planeta pero cuando nos juntamos a disfrutar de una sesión de cine no esperamos encontrarnos con una película que haga historia. Básicamente pedimos algo que nos entretenga, que nos arranque alguna sonrisa y que nos permita confraternizar. Bajo esas premisas, 27 vestidos es más que adecuada. Es una comedia ligera, previsible y que sigue un guión visto mil y una veces.

¿Y qué?

No hay cosa que más me fastidie que ver una comedia que luego resulta que no lo es, de esas que intentan innovar para tratar de salirse del corsé manido y precisamente por intentar hacerlo la cagan. Llamadme conformista, vale, pero cuando veo una película de estas espero que todo se desarrolle según lo previsto y que la “prota” acabe con el tío bueno al que al principio no puede ni ver pero que luego se descubre que tiene corazón. Es más, si no es así, hasta me cabreo.

Quizás el adjetivo que defina mejor a 27 vestidos es PREVISIBLE. Una de las que estábamos había visto ya la película, pero como de lo que se trataba era de pasar un rato con las amigas no le importó volver a verla de nuevo. A modo de juego, tratábamos de adivinar qué era lo que iba a suceder en la escena siguiente. Bueno, pues bien, os diré que me puedo ganar la vida perfectamente como guionista de Jolibud. Creo que no fallé ni una. Punto por punto iba adelantándome a lo que iba a suceder a continuación.

Sé que para algunos esto es un auténtico horror. Para mí no lo es. No me importa saber en absoluto cómo se va a desarrollar toda la trama antes de haber visto la película. Incluso me adelanté a la escena final y a los créditos. Y no me considero Aramís Fuster por ello, sinceramente. Es una sencilla cuestión de haber visto muchas películas del estilo y de haber leído muchos libros del género. 27 vestidos es un refrito de todos ellos. Agradable de ver, pero con creatividad e innovación nula. ¿Me importa? No. Porque tampoco esperaba ver la PELÍCULA DEFINITIVA.

Alguna vez hablaba del tema de las expectativas. ¿Qué es lo que esperaba yo de esta película? Una película de domingo. Una comedia ligera romántica, con todos los topicazos del género chico conoce chica, se odian y luego se aman con un trasfondo de bodas y poco más. Con unas expectativas tan bajas era difícil que fueran defraudadas. Ahora bien, si esperas una maravilla o la película más currada del planeta pues sí te llevarás un chasco. También ayuda que yo la he visto en casa y por 2,70 euros que me costó el alquiler la vimos 5 personas… cambia mucho si toda esa gente tiene que pagar su entrada del cine.

A mí me divirtió. Yo sí que me reí, no sé si tanto porque la película es hilarante o porque con un grupo de amigas haciendo coñas de cualquier cosa hasta el nodo resulta desternillante, pero sí que le vi el aquel. Pero si dijera que me pareció aburrida mentiría. Los actores están correctos y además, tremendos. Eso sí, Katherine Heigl, la protagonista nos daba la sensación de que en cualquier momento se iba a poner a operar como su personaje de Anatomía de Grey y a veces también nos daba la sensación de que a James Marsden se le había ido la mano con el blanqueamiento dental. Nos hizo recordar aquel episodio de Friends en el que a Ross se le va la mano y su dentadura refulge en la oscuridad… Y los vestidos, divertidos.

Me gustó mucho, por cierto, el poster. Muy buena la carátula.

Sí, lo sé. No os he contado nada, ni pienso, de la trama. Como he dicho, es la típica y tópica. A los dos minutos de sentaros delante de la tele podréis adivinar todas y cada una de las cosas que pasan a poco ágiles que seáis así que ¿qué sentido tiene? Si no pensáis verla porque las comedias románticas no os gustan ¿qué más os da? Y si os gustan ¿no es mejor dejar por lo menos dos minutos de campo a la imaginación? Porque más os aseguro que no tendréis… Si es que casi con el título ya os lo podéis suponer…

Resumiendo. Película perfecta para ver con amigas. No se salta ni una coma de los topicazos del género. Si eso os gusta, genial, si no, buscaos otra porque os desesperaréis de lo asquerosamente previsible que es.

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