Romper con la rutina - Adele Parks


Vengo de leer la opinión de Bedizu en la que comenta que ella también ha caído en la “chick lit”, pijo palabro (efectivamente) donde los haya. Dudaba si escribir hoy sobre este libro o sobre otro más sesudo y difícil que tengo pendiente comentar, pero me he dicho ¡qué diablos! ¡Hagamos honor a la secta! Por cierto, que tendremos que pensar en un saludo secreto para reconocernos entre nosotras, tipo alguna frase mítica de algún libro laureado, y así lo hacemos oficial.

Comentaba Bedizu la vergüenza de leer estos libros en público, y aún más, de que te pillen. Como le he dicho en el comentario, no le informé sobre el modo de uso porque supongo que esto es como la primera vez que te pones tanga. Crees que todo el mundo te está mirando (y probablemente, según te quede, sea verdad), pero llega un momento en que dices ¡a la mierda! ¡Al que no le guste que no mire! Y comienzas a llevarlos con normalidad. No es mi caso, que me parecen incómodos de narices, pero no es esta una opinión para hablar de tangas sino de libros “ligeritos” y visto lo extendido de su uso creo que la metáfora nos sirve.

Al principio te sientes rara por leer libros de estos. Efectivamente, viste mucho más en las reuniones sociales culturetas varias fardar de los clásicos que has leído que reconocer que te zampas este tipo de novelas igual que si fueran rosquillas. Probablemente alguno ponga cara de susto si comentas que no has leído el Quijote, y si osas decir que aunque lo has leído no le encuentras el aquel, pero no quiero ni imaginarme el “chock” al mostrar pasión por estos libros. Que lo mismo te excomulgan del “culturetismo” y te hacen devolver las gafas de pasta como a los policías que expulsan la placa y la pistola. No eres digna, no.

Pero luego descubres que no es para tanto, y que mucha más gente de la que te crees se los traga. Yo me quedé mucho más tranquila el día que una profesora universitaria amiga mía me dijo con total normalidad que le daba a los “jazmines” cosa mala. Ese día me dije a mí misma que había superado la fase de negación y la de acercamiento a hurtadillas para pasar a la de aceptación. Sí, me gustan las novelas de chick lit ¿es delito?

Ese día te lo llevas con normalidad allá donde vayas y te da exactamente lo mismo lo que opine el resto. Es más, hasta los defiendes. No, no es síndrome de Estocolmo. Yo soy plenamente consciente de lo que estoy leyendo. Son libros sin trascendencia, estupendos para leer entre novelas más sesudas, que se consumen como pipas. No es un solomillo, eso ya lo sabemos, son más bien las olivitas que te ponen en los restaurantes italianos para ir abriendo boca.

Llega un momento en que te has leído tantos, que hasta eres capaz de distinguir entre un buen libro de chick lit y uno pésimo. Y es que ¡no es lo mismo! (eeeeeeeeeeees distiiiiiiiiiiiiintoooooooo) Los hay que son un cúmulo de topicazos, los que introducen novedades, los que tienen un planteamiento diferente y los que aburren a las vacas. Para el profano todo es igual, pero para el gourmet existen muchas diferencias.

Huelga decir que yo ya he perdido la cuenta de los libros de este estilo que he leído y que tengo el paladar más que hecho. Distingo el garrafón a la legua. Ya me pueden poner un ¡inédito! ¡bestseller! que da igual. A las cuatro líneas ya sé si es potable o no. Hay quien se ha especializado en vinos, y no le cuelas un don simon por un reserva, pues a mí me pasa lo mismo con la chick lit.

== Paladeando “Romper con la rutina” ==

Este libro concretamente llegó a mí a través de una usuaria de Ciao, una de la secta, a la que no le gustó nada pero que creyó que a mí podría interesarme. Es lo que tienen las sectas, que nos pasamos la droga de unas a otras. Uno de los motivos por los que creyó que me podría agradar es porque en la portada anuncia que es una mezcla entre Friends y Sexo en “Niuyol”. Los publicistas saben cómo venderse, eso no se lo negaré. La mayoría de las adictas lo somos también a esas series y ese reclamo haría a más de una tirarse en plancha a por él. Se curraron también una portada al uso, lo que es de agradecer en esencia editorial, porque la que perpetraron en uno de los libros que leí últimamente no tiene perdón de dios.

Sexo en NY, Friends, coloricos, una chica estilosa en la portada… es como ponerle a mi hija un “pachús” (= chupachups) delante y pretender que no se lo coma ipso facto. Una tortura innecesaria.

Connie es una chica que lo tiene todo. Nos la pintan como una tía que está bastante buena (tal vez un poco anoréxica), que tiene un marido de esos que sólo se encuentran en los libros (no me veo al tal Luke echándose pedos o saliendo del baño sin lavarse las manos) y un grupo de amigas chachis pirulis. Lo único que falla es su trabajo… aparentemente estiloso, pero por lo visto aburrido de necesidad.

El caso es que ella, que es guay y tiene una vida guay, se cuelga de un compañero de trabajo y tiene una aventura con él. Y sobre esos mimbres se construye el libro. Sobre cómo se las ingenia y los conflictos morales que le surgen.

== Profundizando en la novela ==

Una de las primeras cosas que llaman la atención es que el lenguaje que utiliza es bastante vulgar, soez en ocasiones y que no escatima un detalle en los asuntos de cama. No se corta un pelo, vamos. En esto recuerda mucho a Sexo en Nueva York, realmente. De hecho, incluso utiliza expresiones que sólo he visto verbalizadas ahí, como “bajarse al pilón”, frase que nunca había visto escrita en una novela de chick lit. Connie recuerda mucho a las amigas de la serie de Sarah Jessica Parker.

En realidad, sí que he visto muchos paralelismos con Sexo en NY, y no tantos con Friends. Con Sexo… la comparación es bastante fácil. Connie se rodea de un grupo de amigas, cuatro concretamente (una más), y cada una son de su padre y de su madre. Está la devorahombres (Lucy), la madre abnegada (Rose), la chica normal (Daisy) y la enamorada del amor ansiosa por casarse (Sam). Las conversaciones son bastante distendidas, no huyen de los temas peliagudos y hablan con bastante libertad de las cosas de sexo. Sin embargo, mi sensación es de que no estaban tan unidas como las de la serie. No quedan tan a menudo y (tal vez por eso dicen que se parece a Friends), muchas veces les acompañan los hombres. Pero ellos no son miembros de pleno derecho. Ellas son las amigas, ellos han venido más tarde.

Respecto a la cuestión de la infidelidad, es un poco el eje que vertebra el libro. John Harding, el hombre del que se cuelga Connie es un imbécil integral. La historia es que todo el mundo lo sabe, incluido el lector, menos ella. La escritora no se molesta en mostrárnoslo como alguien encantador para luego hacerle caer del pedestal. Es un tontoalastrés y sabemos que la historia no tiene ningún futuro. Connie tampoco es tan tonta… se ha colgado vilmente pero sabe la clase de tío que es. Y aún así, no puede evitarlo.

A mí me ha parecido creíble porque estas cosas pasan. A veces nos colgamos de auténticos gilipollas a los que vemos venir y a pesar de todo, caemos con todo el equipo. Supongo que hay algo en las mujeres que nos hace desear ser la que “lo reformó”. Digo yo. O eso, o es que somos tontas perdidas. Y claro, luego vienen las lágrimas. Es una pena que triunfen más los tíos buenos que los buenos tíos. Pero es lo que hay.

Las amigas (las que lo saben, que no son todas), reaccionan de distinta manera. Daisy se indigna, Lucy la comprende y Sam la cubre en las mentiras aunque no está de acuerdo con ello. Y todas sin excepción quieren que termine porque va contra su salud.

El tema me ha parecido bastante universal. Una que hace algo moralmente incorrecto (máxime porque Luke es amigo de todas, así que no es un mal “en abstracto”) y todas se posicionan. Lo que pasa en la vida real. El modo en que está tratado es bastante crudo. La visión sobre Connie es la suma de las distintas percepciones. Todas tienen su parte de razón. No me ha parecido nada maniqueo. Las cosas no son blancas o negras, sino que tienen muchos matices.

== Valorando ==

Sí que me ha gustado el libro. Al menos es diferente, sobre todo por el tono general, bastante más subido y descarnado que lo que es habitual. Hace un planteamiento bastante más osado que la mayoría de las novelas del estilo. Es… más actual y mucho menos ñoño. Se agradece que en vez de ir por los derroteros habituales se arriesgue con unos personajes con un poco más de chicha.

Quizás se pasa un poco con Luke… demasiado perfecto. Le faltan cosas que le hagan humano, porque a veces no se entiende que teniendo a semejante tipo en su vida se cuelgue de un idiota integral. Le puedes echar la culpa a las hormonas, pero hay momentos en que parece un poco irreal. Las amigas me han gustado más, aunque en pasajes se desdibujan un poco.

Creo que sí que recomendaría su lectura, como algo distinto. Pero vamos… lo de ser una mezcla perfecta entre Sexo en NY y Friends… ¡Qué más quisiera el gato que lamer el plato!

== Ficha técnica ==

Título: Romper con la rutina
Título original: Playing away
Autora: Adele Parks
Editorial: Esencia editorial
Fecha publicación en España: 04/07/2008
Fecha publicación original: 2000
ISBN: 978-84-08-07631-5
Nº Páginas: 448
Formato: 14,5 x 21,5 cm / Rústica
Precio: 18 euros

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