The Over-scheduled child: avoiding the hyper-parenting trap


En una sociedad tan sumamente competitiva y materialista como la actual, libros como éste suponen un interesante análisis y reflexión sobre la obsesión enfermiza que parece haberse instalado en los hogares de la clase media-alta occidental en su afán por llegar a la cima de la pirámide social, cueste lo que cueste y pagando peajes (con frecuencia) muy elevados. "The Over-Scheduled child" supone un magnífico análisis al respecto: un libro que examina la mentalidad actual y nos muestra una visión muy instructiva de aquello en lo que nos podemos convertir si no tomamos las medidas necesarias para evitarlo. No es un libro de autoayuda y tampoco lo pretende; simplemente nos muestra la verdad que no queremos ver e intenta darnos un toque de atención para que, como mínimo, reflexionemos sobre la insana manera de vivir que nos hemos auto-impuesto.
A quien pueda interesar

Los autores realizan su análisis centrándose en cómo los padres de hoy inculcan a sus hijos la competitividad y obsesión por el éxito ya desde la cuna y de una forma (a menudo) enfermiza. Así pues, en principio es un libro pensado para aquellas personas que tengan hijos (o vayan a tenerlos en breve) y/o se reconozcan en los síntomas del problema que expone el libro. No obstante, no es una tesis centrada única y exclusivamente en el mundo del niño sino que analiza también el mundo de los adultos. Es más un "análisis sociológico" que un libro exclusivamente de puericultura (por eso es tan interesante, porque hace un análisis global de la sociedad). No es necesario ser padres para disfrutar de este libro aunque, evidentemente, se sobreentiende que la mayoría de gente que se acerque al libro lo serán. Pero se puede disfrutar enormemente sin necesidad de tener descendencia (y, para muestra, un botón).
El segmento social al que va dirigido y desde el que está escrito es la clase media y la clase alta. Puede ser leído por gente de cualquier estrato social, evidentemente, pero las inquietudes y estilo de vida que se plasman en el libro corresponden a la clase media-alta, con un nivel cultural de la misma categoría. Algo a tener en cuenta es que está escrito desde un punto de vista estadounidense. No supone ningún choque de culturas con la sociedad europea, aunque hay momentos puntuales en los que salen a relucir rasgos del "sueño americano" que aquí nos quedan un poco lejos. El libro fue escrito en 1999 pero, a pesar de tener casi una década de antigüedad y de que el mundo ha cambiado muchísimo desde entonces, el enfoque y contenido del libro siguen siendo perfectamente válidos y no acusan en absoluto el paso del tiempo.

Está estructurado en 10 capítulos al principio de los cuales se nos muestran varios ejemplos reales de personas que incurren en los "errores" de los que trata el capítulo en cuestión. El lenguaje es muy accesible y, la narración, muy fluida. No he tenido en absoluto la sensación de estar leyendo un manual académico de psicología escrito por profesionales que saben mucho del tema pero no saben explicarlo de un modo entendible para el lector (algo que sí que me ha pasado con otros libros del estilo). Aquí no hay ni datos estadísticos, ni gráficos, ni parrafadas científicas, ni escritura farragosa ni nada que no sea accesible para el común de los mortales. No hay, por así decirlo, perogrulladas imposibles de entender para el lector medio. Está escrito de una forma muy accesible para todo el mundo y, de hecho, yo lo considero un libro de lectura necesaria.




Sinopsis

La versión que yo he comprado está en inglés y lleva por título "The over-scheduled child: avoiding the hyper-parenting trap", pero también está publicado en español bajo el título "La hiperescolarización de los niños: las actividades extraescolares, una presión añadida para tus hijos". Personalmente, no me gusta el título con el que se ha traducido al español porque no respeta el original y porque da una idea errónea de su contenido. El libro habla de la hiperescolarización y el exceso de actividades extraescolares, sí: pero no se centra únicamente en eso sino que aborda muchos otros temas. El título en inglés da una idea mucho más certera de lo que vamos a encontrar en el libro, que vendría a ser: "Los niños sobresaturados; cómo evitar caer en el hiperparentismo". Y es que, precisamente, de eso trata el libro.

El "hiperparentismo" se da cuando los padres controlan todos y cada uno de los aspectos de la vida de sus hijos con el fin de que triunfen en la vida y sean lo número uno en todo, poniendo un énfasis obsesivo en cada detalle por minúsculo que sea creyendo que es de vital importancia. Este tipo de padres (que suelen tener la máxima de que "el ganador es el primero y, el segundo, es un perdedor") estresan a sus hijos atiborrándoles de actividades extraescolares, sobresaturándolos de responsabilidades, exagerando cada pequeño evento de la vida e impidiéndoles disfrutar de lo que hacen. Los padres suelen vivir en un estado permanente de insatisfacción porque marcan a sus hijos unas metas muy altas y unos estándares de vida muy difíciles de conseguir. Estos padres, además, suelen tener una idea del éxito y el fracaso muy radical (además de una tolerancia muy baja a la frustración), lo cual les proporciona todavía más insatisfacción.

Contenido, reflexiones y temas abordados

Resumir un libro como éste desde una simple crítica literaria es poco menos que imposible. Es un libro que abarca muchos temas y, si bien tiene hilo conductor central, no se puede sintetizar igual que una novela. Es un libro para leer con un lápiz en la mano y subrayar aquellas ideas que nos parecen más relevantes. Y, a partir de las notas que yo he tomado durante su lectura y las ideas que he destacado, es como intentaré dar cuatro pinceladas de su contenido para que los posibles lectores puedan decidir si les interesa leerlo o no.

* La influencia de los medios de comunicación: Las desgracias han existido (y existirán) siempre; lo que ha cambiado es la repercusión que tienen en nuestras vidas. Los informativos y programas de actualidad nos bombardean constantemente con desgracias y tragedias. La parrilla televisiva está plagada de informativos y programas que, en vez de informar, lo que hacen es aterrorizar valiéndose de noticias impactantes, morbosas y, cuanto más terribles, mejor que inducen a pensar: "¡Qué horror de mundo!". Y sí, el mundo es un lugar horrible, pero los medios son los que se encargan de magnificarlo todo y generando una sensación de pánico. Nosotros, frente a eso, activamos nuestro mecanismo de defensa, que se basa en el "A mí no me puede pasar; algo habrá hecho esa persona si le ha pasado eso". Queremos y necesitamos pensar que las desgracias no son arbitrarias y que podemos hacer algo por evitarlas. Queremos creer (y la publicidad y el marketing se encargan de ello) que podemos comprar la seguridad. Y, como muy acertadamente dice el libro, el dinero te proporciona seguridad financiera para afrontar las desgracias, pero no te libra de ellas. Por otra parte, los medios nos venden una imagen de la vida ideal que mucha gente cree que se puede conseguir. Las series de televisión, los anuncios, las películas, las revistas del corazón, etc. nos bombardean constantemente con imágenes ideales de gente que parecen vivir en un continuo anuncio de cereales: hijos perfectos, rubios, guapos, amas de casa con cocinas relucientes esperando a su atractivo marido (un hombre de negocios triunfador) con un bizcocho recién horneado, una sonrisa reluciente y un pelo de anuncio; chicas que, recién levantadas, están guapísimas y desayunan en una cocina que hace juego con su pijama y su tazón de leche, escenas familiares bucólicas en las que todo es de color de rosa, etc. Incluso cuando nos quieren mostrar una escena dramática, ésta es estéticamente preciosa. Todo eso es sólo un espejismo pero, ¿cuánta gente no se siente frustrada porque su vida no es como en los anuncios?

* Obsesión por la perfección: ¿Cuántos padres no están obsesionados con tener unos hijos dignos de anuncio Kellogs? Los medios de comunicación nos dicen una y otra vez que la perfección es posible, y muchos padres creen que pueden conseguirla cambiando todo aquello de sus hijos que no les gusta. Ahora aceptarse a uno mismo ya no se lleva, lo que se valora es la perfección y se están creando generaciones de niños objeto a los que se intenta modelar ya desde que son pequeños. Los padres con hiperparentismo quieren que sus hijos sean perfectos (y para ese fin, justifican cualquier medio). Y la mayoría, en el fondo, saben que están ejerciendo una presión insana en sus hijos y aún así no cejan en su empeño porque quieren que su hijo sea el "elegido" que sobresalga entre la multitud. Ser normal se considera fracasar, de lo que se trata es de ser no sólo el mejor, sino mejor que los demás ¿Realmente esto una buena forma de vivir? No, porque siempre vivirás actuando de cara a la galería y sufriendo porque hay alguien que llega más alto que tú. Como bien dice el libro: Hemos perdido la noción de la línea que separa el comportamiento responsable del control fanático. Los autores dejan claro que la infancia es un estado de transición, de cambios… es, por así decirlo, un ensayo. El problema es que muchos padres se lo toman como el examen final.

* Niños sobresaturados: En su obsesión por tener hijos triunfadores, muchos padres se exceden y los apuntan a todas las actividades extraescolares que su agenda les permite. No es raro ver a niños con unos horarios dignos de un director de multinacional. Los autores dejan claro que, si un niño necesita clases de repaso o de inglés, evidentemente que tiene que recibirlas. Una ayuda no es mala en absoluto. Y si hay niños que quieren hacerlo todo y pueden con todo, adelante. Pero que atiborrarlos de actividades extraescolares creyendo que así están comprando más boletos para que les toque la lotería de ser triunfadores es una concepción errónea. Hay niños que tienen unas agendas que provocan estrés sólo de escucharlas. Sus padres, más que como padres, actúan como managers: "los lunes, al salir del colegio, toca esto. El martes y el jueves esto otro. Los miércoles y viernes, esta otra cosa". Sin olvidar, por supuesto, que al llegar a casa toca hacer los deberes. El problema es que muchos padres creen que apuntando a sus hijos a todas las actividades extraescolares posibles (piano, ballet, inglés, francés, alemán, fútbol, clases de pintura, repaso académico, etc, etc, etc.) les están garantizando un futuro lleno de éxitos y eso no es verdad. El destino es impredecible y muchísimas cosas pueden torcerse y no salir como habíamos planeado. ¿En serio creen los padres que un logro o fracaso académico a los 9 años determina y sella el futuro? En absoluto. Muchos de ellos tranquilizan su conciencia con el pretexto del "Lo hago por su bien", "Sólo quiero lo mejor para él", "De esta manera aprenderá a organizarse mejor el tiempo". Pues no. Nada de eso es verdad. Los autores insisten en que no hacer nada no significa perder el tiempo. Si es que incluso hay academias que ofrecen clases de inglés para niños de ¡¡¡MESES!!!. ¿No nos estamos volviendo un poco locos?
* Let kids be kids: otro punto en el que el libro pone especial énfasis y que va ligado a la idea del hiperparentismo: deja que los niños sean niños. En su obsesión por asegurarse de que sus hijos son "pequeños genios", muchos padres se exceden y controlan cada detalle de la vida de sus hijos sin dejarlos ejercer como niños. No les dejan ni jugar a su aire: antes, se desarrollaba mucho la imaginación. Ahora, no. Los juguetes lo hacen todo y son auténticos diseños científicos concebidos por especialistas. Los padres "hiperparentivos" viven aterrorizados por si sus hijos no triunfan en la vida y el marketing se aprovecha de ello. Los autores lo denominan "la técnica del miedo". Y otra vez nos ilustran con ejemplos de todo lo que podemos encontrar en el mercado para que los bebés que ni siquiera andan todavía empiecen su desarrollo intelectual (¡vaya a ser que fracasen en la vida porque no les han comprado el juguete que estimula el hemisferio derecho!). Con un sarcasmo delicioso los autores nos muestran cómo todas estas cosas impiden que los niños sean niños: muchas veces, en vez de jugar, parece que estén trabajando (a menudo con los padres al lado controlando el juego: "Venga, ahora diferenciaremos texturas, ahora reconoceremos formas, ahora trabajaremos la cognición, después la psicomotricidad"). Y sí, la temprana estimulación es buena, pero ¿realmente es necesario agobiar a los niños de esta forma? Los padres duermen tranquilos pensando que sus hijos de dos años ven vídeos educativos pero la realidad es que no sirven de nada. Los autores dejan clarísimo que daño no les hace, pero tampoco los hace más listos. ¿Alguien se acuerda de lo que veía a los 3 años en la tele o de los vídeos infantiles que le ponía su madre?

* Objetos, objetos y más objetos: antes, los niños eran percibidos como un bien económico. Ayudaban en casa y suponían mano de obra, además de ingresos familiares. Ahora es al contrario: los hijos suponen un gasto. Todo el mundo se lleva las manos a la cabeza ante los datos de lo que cuesta criar a un hijo, pero ¿alguien se ha parado a pensar la cantidad de gastos inútiles que van incluidos en el recuento? Los padres son un blanco facilísimo y la publicidad lo sabe: los machaca constantemente con cosas que no necesitan pero que los incitan a comprar y gastar para garantizar que sus hijos tengan una vida de pequeños príncipes (cuando, en realidad, los niños necesitan muy pocos accesorios [muchas veces juegan con la caja en la que venía el juguete]). Cita ejemplos de auténticas chorradas absurdas (concebidas únicamente para que la gente se gaste el dinero) que los padres compran a sus hijos pensando que eso los hará ser más listos y estar más protegidos: carritos de bebé con todo tipo de lujos, instrumentos electrónicos para medir la temperatura del agua de la bañera, arneses de seguridad para la cuna, vasos "evolutivos" para la transición del biberón al baso, baberos específicos, juguetes de desarrollo, etc. Una auténtica locura.
* Vivir a través de otros: Los hijos se han convertido, casi, en trofeos. En un mundo tan competitivo y tan ostentoso como el nuestro, los hijos son la vía que mucha usa para sentirse realizada. Los autores hacen especial hincapié en un punto que me parece interesantísimo: Los hijos no son responsables de los sueños frustrados de sus padres. Por desgracia, muchos padres proyectan sus frustraciones en sus hijos e intentan "usar su vida" para poder cumplir los sueños que no han podido cumplir en la suya propia. No dejan que sus hijos vivan su propia vida, sino que los obligan a vivir la vida que hubieran querido para ellos mismos. Son padres que viven a través de sus hijos y los exhiben como trofeos que acreditan sus triunfos como padres. Un frasco de sus hijos es percibido como un fracaso suyo. Los autores recalcan el hecho de los adultos ya han tenido su infancia, y no deberían intentar vivirla otra vez por medio de sus hijos.

* El culto a las celebridades y las aspiraciones inalcanzables: Vivimos en un mundo que rinde culto a celebridades y triunfadores. Son considerados dioses, la gente los admira y sueña en ser como ellos: son ídolos. Tener ídolos, ambiciones y aspiraciones no es malo en absoluto (puede ser una motivación para hacer algo de provecho). El problema viene cuando se tienen aspiraciones estratosféricas (y todo lo que esté por debajo de ellas se considera un fracaso) o cuando se convierte en ídolos a gente que no ha hecho nada por merecerlo. La definición de "éxito" es totalmente subjetiva y depende de la percepción que cada uno tengamos de ella. Debemos tener claras nuestras prioridades y decidir si, por llegar a la meta que nos hemos propuesto, vale la pena el precio que tendremos que pagar y lo que tendremos que sacrificar. Si te ofrecieran un puesto de directivo, con un sueldazo impresionante, sabiendo que serías la envidia de los vecinos pero ello supusiera renunciar a tener tiempo libre para ti y asumir una responsabilidad enorme que te provocara una gran cantidad de estrés, ¿lo aceptarías? ¿O preferirías seguir con tu puesto de administrativo con un suelo modesto pero durmiendo tranquilo por la noche? Todos los padres quieren que sus hijos triunfen en la vida. De hecho, todos queremos triunfar y sobresalir. Y es algo legítimo y comprensible. El problema viene cuando nos obsesionamos con ello y adoptamos la actitud de "triunfar a toda costa". Y todavía es peor cuando nuestra definición del éxito es "ser mejor que los demás". La realidad es que, la mayoría de gente, confunde éxito con reconocimiento. Y, en realidad, lo que la mayoría quiere es reconocimiento, adulación, la primera página en el periódico, ser la envidia del vecindario. Y los autores recalcan que, cuando te centras en la recompensa que tendrás al conseguir la meta (adulación), no disfrutas del proceso. Vivimos en una sociedad que tiene a los triunfadores en un pedestal, pero no tiene en cuenta que muchos de ellos son juguetes rotos y que no vemos lo que pasa a puerta cerrada. Muchos de ellos son terriblemente infelices y han tenido que pagar un precio muy alto. Como bien dicen los autores, si el éxito y el dinero garantizaran la felicidad, las biografías de los ricos y famosos no serían ni la mitad de interesantes.
* Lo que realmente importa: Damos tanta importancia a lo material y estamos tan obsesionados con llegar a la cumbre social que nos hemos olvidado de lo verdaderamente importante. Los autores plantean este tema desde un punto de partida muy simple. Para ellos, si tienes salud, puedes darte con un canto en los dientes de felicidad. Pero, con demasiada frecuencia, es algo que no valoramos en absoluto. Estamos demasiado ocupados intentando escalar la montaña del éxito. Los niños de hoy van sobresaturados de actividades; sus padres quieren que sean los mejores en todo, que triunfen, que sean estrellas, quieren presumir de hijo, poder decir que se sienten orgullosos… Pero, ¿es que el orgullo por los hijos es proporcional a sus logros? En un capítulo del libro hay una especie de "test" muy interesante para que veamos cuáles son nuestras prioridades. Los autores dicen que ser una buena persona no significa, necesariamente, llegar a la cima. Y pregunta directamente a la gente qué es lo que es preferible: ser una buena persona que ayuda a los abuelos del vecindario, que dedica sus esfuerzos a la causa de los animales abandonados, que es voluntaria en el hospital sin tener el reconocimiento de la gente o ser un triunfador endiosado y egocéntrico al que todo el mundo aclama y admira por lo lejos que ha llegado. ¿Por qué algunos padres no se conforman con que sus hijos sean buenas personas anónimas? El libro plantea que es mejor que los padres dediquen tiempo a sus hijos para inculcarles buenos valores a que los aparquen en 1000 actividades extraescolares para cultivar sus sueños de fama, fortuna y adulación.

Valoración

A grandes rasgos, esto es lo que ofrece este libro. Evidentemente, en unas pocas páginas no se puede plasmar todo el contenido porque ya he dicho que es difícil de resumir por el gran abanico de temas que toca. Se tiene que leer para disfrutarlo. Me ha gustado mucho porque no es pretencioso: no intenta ser una guía didáctica de pautas sobre cómo educar a los niños (de hecho, el libro habla de la excesiva dependencia que tienen muchos padres con los manuales y profesionales de la infancia). Es un libro que, aunque parezca que sólo puede interesar a las personas con hijos, es interesante de leer también por aquellas que no los tengan porque hace un análisis social muy interesante, además de generar debate. Otro punto a favor es que no contiene moralina: los padres que lo lean no se sentirán como si los autores los estuvieran señalando con el dedo y les estuvieran diciendo: "¡¡Tú, mala madre!! ¡¡Estás estresando a tu hijo!!". El libro parte de la base de que todos los padres quieren lo mejor para sus hijos y lo hacen todo con las mejoers intenciones; simplemente da unos consejos y analiza la situación, para que cada persona se quede con aquello que más le interesa. Una lectura totalmente recomendable. Hay más libros en el mercado que tratan los temas que trata éste, sí; pero "The Over-scheduled Child" es, de lejos, el mejor que he visto hasta la fecha.
Datos editoriales

[Mi edición, en inglés y la más barata]

Título: The Over-scheduled child: avoiding the hyper-parenting trap.
Autores: Alvin Rosenfeld & Nicole Wise
Idioma: Inglés
Editorial: St. Martin's Griffin.
ISBN: 0-312-26339-2
Nº de páginas: 263
Formato: tapa blanda
Precio: 0.30 libras esterlinas (en Internet está tirado de precio)
[En castellano]

Título: La Hiperescolarización de Los Niños: Las Actividades Extraescolares, una Presión Añadida para Tus Hijos.
Autores: Alvin Rosenfeld & Nicole Wise
ISBN 10: 8449312817
ISBN 13: 9788449312816
Editorial: Ediciones Paidós Iberica, S.A.
Fecha de publicación: 2002
Encuadernación: Tapa dura
Precio: 15 €

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