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Paranoia - Joseph Finder


Para los lectores empedernidos siempre es un placer leer un libro cuyo resultado global se ajusta a las expectativas que teníamos respecto a él. El género thriller y la novela negra me apasionan pero, como en tantos otros ámbitos de la literatura y de la vida, no es oro todo lo que reluce. Muchas veces he comprado thrillers cuyas sinopsis me han parecido apasionantes y muy prometedoras (de ésas que te hacen pensar: "¡Esto va a ser una novela trepidante de las que empiezas y no puedes soltar!") y, después, me he encontrado con auténticos bodrios que me ha costado muchísimo terminar y que, en muchos casos, he tenido que dejar por imposibles del sopor que me producía su lectura. Y es que este es el peligro que tienen las novelas de este tipo: las premisas pueden ser muy buenas pero, si no están desarrolladas de forma correcta, la idea más original y apasionante puede desembocar en una historia soporífera, sin ningún interés para el lector. No es infrecuente para los apasionados de este género quedarnos pensando, novela en mano, "¿cómo es posible que con una idea tan buena este autor haya escrito algo tan mediocre y aburrido?". La compra de un libro no deja de ser una lotería, ciertamente.

Es por eso que, este libro ("Paranoia" de Joseph Finder), me ha dejado tan buen sabor de boca: porque ha respondido a las expectativas que tenía puestas en él. Es un libro que cumple lo que promete y que no tiene más pretensión que la entretener al lector proporcionándole una historia ambientada en el mundo de las altas esferas empresariales para mostrarnos el "hijoputismo" salvaje del mundo laboral actual, encuadrado dentro de la sociedad terriblemente competitiva en la que vivimos. Compré "Paranoia" esperando encontrar un thriller intrigante que, al tiempo que me entretuviera con una trama inquietante, me mostrara un entorno laboral de competencia feroz, de espionaje industrial, de puñaladas traperas, poblado por los diversos individuos con diversas personalidades de la especie perteneciente a la fauna llamada "trabajadores". En definitiva, buscaba lo que siempre busco en este tipo de novelas: una trama con un misterio, un protagonista tridimensional con un bagaje emocional y vital interesante y una historia que se desarrolla en un entorno urbano (en este caso una gran empresa, mostrando el mundo laboral actual en sus más altas esferas en todo su esplendor, como escenario de fondo). Y eso es lo que me ha ofrecido; así que, como cliente que paga, he quedado satisfecha con el producto adquirido.


El autor: Joseph Finder

Muchos lo comparan con John Grisham. De hecho, en la contraportada de "Paranoia", se refieren a él como "el nuevo Grisham". Y, personalmente, creo que es una comparación muy certera. Tienen estilos similares y, por lo que he leído de ambos, Joseph Finder no tiene nada que envidiar a Grisham. Ambos comparten estilo, pero cada uno tiene su imprenta digital propia, lo cual les confiere a cada uno una identidad literaria que los hace especiales. Joseph Finder (nacido en Chicago en 1958) se ha especializado en escribir thrillers ambientados en entornos empresariales y, en concreto, en las altas esferas de las compañías. Está curtido en ese terreno y lo domina, es por eso que sus novelas resultan tan fascinantes. Finder completa el círculo creando personajes muy ricos (literariamente hablando) y con mucha profundidad: protagonistas tridimensionales con sus motivaciones, sus dramas, sus miedos y sus inseguridades. Es un escritor con un estilo narrativo muy atractivo, con una capacidad para situar al lector en los ambientes que describe y con unos personajes tan interesantes que hacen que sus libros tengan no sólo una buena historia sino también cierta crítica a la sociedad actual.
Estos títulos son los que tiene publicados en España:

* Paranoia
* La compañía
* Instinto asesino
* El club de Moscú
* La hora cerco
* Poderes extraordinarios

Paranoia: sinopsis

Adam Cassidy es un chico de 26 años que trabaja para "Wyatt Telecom", una potente y poderosa compañía dedicada al negocio de la alta tecnología. Odia su trabajo y está realmente desmotivado tanto en el plano profesional como en el personal. Harto de todo, decide hacer un desfalco a la empresa en un acto de generosidad o justicia divina (para hacerle una fiesta de despedida a un longevo trabajador que se jubila y al cual los grandes jefazos no tienen pensado darle ni las gracias porque es "sólo" un mozo de carga en el almacén). Evidentemente (y esta es la chispa que enciende la dinamita que pondrá la vida de Adam del revés) lo pillan. Es obligado a comparecer ante el equipo de dirección para rendir cuentas de lo que ha hecho. Adam cree que lo peor que puede suceder es que lo despidan (cosa que, en el fondo, tampoco supondría un gran disgusto para él porque desprecia a su empresa e invierte su tiempo en el trabajo en hacer ver que trabaja) pero lo que se encuentra es mucho más que una amenaza de despido: se encuentra puesto entre la espada y la pared. Lo que la directiva le propone es: o ir a la cárcel y pasarse muchísimos años allí (el director tiene muchísimos contactos que se encargarán de inculparlo y meterlo entre rejas) o infiltrarse en "Trion sistems", su principal competidor, para espiar e informarles de sus movimientos y descubrir qué se traen entre manos. Por supuesto, tendrá que ir con pies de plomo; no hay margen de error: si lo descubren, la cárcel le espera. Sólo hay dos puertas disponibles: en una, está la cárcel. En la otra, convertirse en un esbirro de la directiva de Wyatt Telecom para dedicarse al espionaje industrial (con todos los riesgos que conlleva aunque también con la ventaja de que será asquerosamente rico). Adam, entre la espada y la pared, elige la segunda opción.
Desarrollo

Todo empieza con el proceso de convertir a Adam en espía. Evidentemente, no es más que un chico normal y corriente que, hasta ahora, todo lo que ha hecho ha sido arrastrarse por la empresa y por la vida. En el proceso de convertirse en el espía perfecto interviene Judith: una arpía con los nervios de acero que le enseña todo lo que hay que saber sobre el mundo de los recursos humanos: lo prepara para la entrevista de trabajo en la que tendrá que convencer a los jefes de que él es el candidato ideal y le muestra cómo debe actuar una vez dentro. Todo este proceso está narrado con una gran maestría y psicología (es realmente interesante ver el impacto de las primeras impresiones, la importancia del lenguaje corporal, de los gestos, de las palabras…); es aquí cuando el autor nos empieza a mostrar cómo es el mundo laboral. Cuando ya está dentro de la empresa, todo cambia para Adam. Su estilo de vida da un giro de 360º y pasa de ser un chico que vive en un apartamento diminuto e infame a ser un "nuevo rico" que conduce un cochazo, vive en un apartamento espectacular y viste ropa cara: y es que se ve obligado a cambiar de vida porque su estatus económico cambia de manera espectacular y su cuenta corriente pasa a estar muy abultada.

Una vez dentro de la empresa, tiene que ponerse manos a la obra para obtener información. Evidentemente, en una empresa de semejante envergadura como es "Trion Sistems", las cosas no van a ser tan fáciles como abrir un archivador y fotocopiar los documentos necearios. Las medidas de seguridad son extremas hasta el punto de controlar quién está conectado a la intranet de la empresa, quién está trabajando hasta tarde, quién está en el ala "E" del complejo de oficinas, se registran las entradas, las salidas, etc. Adam se las tendrá que ingeniar para saber por dónde tiene que empezar a buscar, qué es lo que tiene que encontrar y (lo más importante) cómo acceder a la información. Todo esto da lugar a una sucesión de escenas trepidantes de las que te mantienen pegado al libro: el lector acompaña a Adam en sus intrusiones en la empresa a altas horas de la noche, lo sigue por los pasillos, por los cubículos de los empleados, oye el repiqueteo de sus zapatos en las baldosas del suelo, es partícipe de su desesperación y su miedo a ser pillado mientras husmea en carpetas confidenciales, mientras intenta acceder a sistemas ajenos, cuando coloca dispositivos de espionaje en los ordenadores de los mandatarios, cuando se cuela en sus despachos, cuando se las ingenia para entrar a áreas que requieren identificación y tarjeta magnética, etc. Trepidante, en serio.

Adam se convierte inmediatamente en el ojito derecho de Goddard (el fundador de la empresa y más alto responsable), lo cual hace las cosas mucho más difíciles porque, evidentemente, los remordimientos de conciencia no tardan en aparecer. Adam se siente (y se sabe) un traidor. El hecho de que Goddard sea una persona honesta, que trata bien a sus empleados y tiene a Adam en alta consideración no estaba previsto: Adam esperaba encontrarse a un jefe déspota y tirano, de los que tanto abundan en las altas esferas de los negocios, una persona a la que fuera fácil odiar y que no le diera problemas con su conciencia. Pero Goddard es todo lo contrario y para Adam es doblemente difícil cumplir la misión que tiene que llevar a cabo: mirar a Goddard a los ojos y saber que lo está apuñalando por la espalda se hace muy duro para él. El ascenso laboral de Adam es meteórico: ayudado por información y datos que le proporciona su antiguo jefe y por el aprecio que Goddard siente por él, Adam inicia un ascenso hacia la cima a velocidades de vértigo, lo cual le facilita las cosas a la hora de obtener información. En concreto, debe descubrir de qué se trata el "Proyecto Aurora" y robarlo: un proyecto "top secret" que (según parece) revolucionará el mundo de las telecomunicaciones y llevará a "Trion Sistems" a la cima absoluta.

Cada vez las cosas se complican más para Adam: sabe que no tiene otra opción, pero le resulta agotador seguir con esta doble vida. Por supuesto, nadie de su entorno puede saber qué es lo que hace ni puede sospechar nada. Adam está literalmente agotado después de noches sin dormir infiltrándose en las oficinas a alta horas de la noche, trabajando hasta muy tarde para tener su trabajo al día (no hay que olvidar que Adam, a ojos de su nueva empresa, es otro trabajador más, y tiene que rendir como tal: preparar presentaciones, asistir a reuniones, hacer las tareas que su trabajo conlleva, etc). Por si fuera poco, su cargo no es uno cualquiera: es la mano derecha de Goddard (el jefe supremo), lo cual conlleva mucho trabajo físico y emocional. Goddard ve en Adam al hijo que perdió hace años, además de a un chico con mucho potencial y talento. Adam ni se imagina hasta qué punto está metido en el fango: él cree que, cuando haya cumplido con su misión, los villanos de Wyatt lo dejarán en paz, pero en absoluto es así. Adam no es el que decide sobre su vida: son los otros los que lo hacen. Cuando harto y agotado decide acabar con la farsa, plantarles cara y decirles: "Mirad, ya he hecho lo que queríais, he cumplido mi parte del trato, os he dado la información: se acabó, lo dejo", los otros hacen gala de su poder y le demuestran hasta qué punto lo tienen controlado. Durante toda la novela Adam vive con la espada de Damocles pendiendo sobre su cabeza, notando el aliento de sus perseguidores en el cuello.

Psicología de los personajes

La psicología de los personajes es uno de los puntos fuertes de esta novela. Adam está descrito a la perfección y todos sus miedos, flaquezas y maneras de actuar tienen su justificación. Educado por un padre muy severo, Adam es un "loser" (perdedor): en un mundo tan altamente competitivo como el actual, o estás arriba del todo o no estás. Adam es una persona que se podría definir como "harto de su vida": su madre murió y su padre está enfermo, Adam tiene que hacerse cargo de él y no es una persona fácil con la que tratar. Por otra parte, sufre claramente el síndrome burnout: está quemado con su trabajo, lo odia. Lo que Adam no ve es que es un chico con mucho potencial y mucho talento, simplemente está desaprovechado y nadie ha confiado plenamente en él ni le ha hecho ver lo que vale. Le falta ambición, empuje y ganas de superarse. Para él, sus esfuerzos laborales se centran en "hacer lo mínimo". De repente, cuando todo su mundo se vuelve del revés, Adam se encuentra luchando por seguir a flote en aguas infestadas de tiburones que nadan a su alrededor, dispuestos a atacar.

Su padre es un personaje que aporta el toque de humor y, al mismo tiempo, de dureza a la historia: las constantes peleas que tiene con sus enfermeros particulares (todos acaban dimitiendo por el mal carácter que tiene el hombre) son desternillantes. Había pasajes en los que me reía a carcajadas (y no me pasa mucho leyendo libros). Por otra parte, el padre de Adam es el que le pone los pies en la tierra y le escupe la realidad a la cara con una honestidad brutalmente sincera. Su padre le recuerda constantemente que es un perdedor y un fracasado (a ojos de su padre, es lo que Adam es: un gran fracaso. Su padre tenía grandes aspiraciones para su hijo y, éstas, no se han visto realizadas). Por otra parte, es también su padre el que le hace ver lo esperpéntico de su situación: a pesar de no saber qué es lo que realmente pasa, su padre sí que ve que su hijo ha cambiado de estatus y le dice constantemente que "no eres como ellos, no perteneces a su mundo". Le muestra la realidad: no es más que un nuevo rico que ha vendido su alma al diablo. Viste trajes caros y conduce un cochazo, pero debajo de todo eso está el Adam de siempre.

Para complicar todavía más las cosas, Adam se enamora de una chica de la empresa que trabaja en el "Proyecto Aurora". Lo que empieza por puro interés acaba en enamoramiento por parte de Adam, lo cual empeora las cosas. Adam, a lo largo del libro, se enfrenta a muchísimos momentos de dilema moral (tipo: "¿Qué vas a hacer? ¿Qué vas a elegir? No puedes tener ambas cosas: o manda la cabeza o manda el corazón, pero ya sabes qué es lo que está en juego y cuáles serán las consecuencias"). El personaje de Adam nos muestra los límites a los que es capaz de llegar una persona cuando está bajo coacción: las situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas. Adam no es más que una marioneta, una pequeñísima pieza de la maquinaria de un gran complot empresarial del cual él no es consciente.

El mundo empresarial, las altas esferas de los negocios y el entorno laboral adquieren identidad propia en esta novela y son como un personaje más. Vemos la alienación de los trabajadores: trabajando en cubículos, absortos y absorbidos por su trabajo, entregados de lleno a la batalla campal que es el mundo laboral, en luchas encarnizadas por el poder. La novela tiene, en este aspecto, muchísimos tintes de crítica social: lanza un dardo envenenado a la agresividad que hay en el mundo laboral actual, fruto de una sociedad altamente competitiva en la que todo el mundo quiere despuntar y estar en la cima y está dispuesto a lo que sea por conseguirlo (sólo hay que ver de lo que son capaces muchos padres: educando a sus hijos en la competencia feroz ya desde pequeños, inculcándoles la idea de que "el segundo, es un perdedor"). En especial, se centra en las altas esferas de la empresa, las cuales no dejan de ser un microcosmos que refleja el mundo real. En la novela aparecen "secundarios" que encarnan todos los estereotipos: el trepa, el lameculos, el que da puñaladas traperas, el que es capaz de pisar a quién haga falta para conseguir lo que quiere, etc.

Estilo narrativo

Este no es un libro de asesinatos, persecuciones por las calles de Manhattan y acción constante. La historia se desarrolla sin sobresaltos pero sin resultar aburrida. Lo interesante es observar la evolución del personaje principal y ver cómo va buscando pistas, documentos, algo a lo que aferrarse mientras tiene a sus villanos pisándole los talones y recordándole cuál es su misión. El estilo del autor es ágil y ligero, haciendo que el lector se mete en situación y se sienta testigo silencioso de la historia: un espectador con una butaca privilegiada. Hay momentos en los que tienes la sensación de estar encerrado con Adam en los despachos de la empresa en plena noche, muerto de miedo por si alguien os pilla. El autor hace que te involucres en la historia plenamente, como si fueras un personaje más.

¿Recomendado?

Sí. Si os gusta el género y buscáis algo ligero (aunque no por ello vacío de contenido), esta es vuestra novela. La recomendaría a los amantes de la novela negra, del thriller, de la obra de Grisham y similares y, en definitiva, a todo el mundo que busque una novela de intriga con la que pasar el rato que, al mismo tiempo, invite a la reflexión sobre el mundo tan avaro en el que vivimos y el entorno laboral tan feroz en el que nos movemos, siempre en tensión por llegar a la cima aunque tengamos que sacrificar nuestra felicidad por ello. Quizás, como inconveniente, diría que le sobran unas cuantas páginas hacia la parte final (aunque no es nada grave, es que a mí me gustan los libros concisos). A mí me ha gustado mucho y lo recomiendo vivamente.

Ficha técnica

Título: Paranoia
Autor: Joseph Finder
Año de edición: 2008
ISBN: 978-84-96940-24-6
Editorial: Roca bolsillo
Colección: Criminal
Precio: 8.95€

Visitas teatralizadas a Zaragoza - Los sueños de Goya


Tener niños ya se sabe que limita mucho las salidas nocturnas, aunque, de todas maneras, de vez en cuando intentamos hacer alguna cosa diferente y disfrutar de las calurosas noches de verano de Zaragoza. Llevamos ya unos años que nos apuntamos a unas experiencias culturales distintas promovidas por la asociación cultural Gozarte en colaboración con el Ayuntamiento de la ciudad. Hasta la fecha hemos estado en tres, incluyendo esta última, a la que fuimos invitados por ellos muy amablemente después de leer la crítica que hice de las visitas anteriores en Ciao. A ellos les hizo mucha ilusión ver que su trabajo era valorado y a mí saber que con mi texto había apoyado un poco una iniciativa que me parece estupenda.

== Las visitas teatralizadas ==

Existen muchas maneras de ver Zaragoza. La que nos propone Gozarte es cuando menos poco convencional. Son visitas temáticas pero se parecen poco a cualquier cosa que haya hecho yo hasta el momento. Ellos parten de la premisa de que la cultura no tiene porqué resultar aburrida de manera que “enseñan divirtiendo”. Eligen un tema relacionado con la ciudad y se visitan los lugares relacionados con él pero de una manera muy poco ortodoxa.

Lo primero que llama la atención es que son visitas generalmente nocturnas. Han tenido dos circuitos diurnos pero son los que menos éxito han tenido porque es al calor de la noche cuando ganan enteros frente a otras propuestas culturales. Las visitas habitualmente comienzan a las 10 de la noche (suelen hacerse mientras dura el buen tiempo) y se alargan hasta las 12 aproximadamente. Son a pie, por el casco antiguo de la ciudad y os aseguro de que el tiempo se pasa volando. A lo que te quieres dar cuenta ya se han acabado y siempre te quedas con ganas de más. No es mucho el recorrido físico que se hace, pero como sí que se está todo el tiempo de pie es preferible llevar zapato cómodo, aunque no estrictamente imprescindible.

Lo segundo es que no es una visita al uso. Cada visita está conducida por un guía, que es quien va narrando la historia, llevándonos de la mano por los distintos escenarios. En cierto modo hace de lazarillo. No es un informador turístico. Más bien tienes la sensación de estar en una clase de historia amena, en la que te van contando un sinfín de anécdotas, de historietas, de intrahistoria. La cosa fluye de una manera muy natural y de forma muy divertida. Para nada llegas, te suelta el rollo y ya está. Es una cosa muy dialogada, muy participativa e interactiva con el grupo.

Pero es que encima, además del guía, que como digo es quien vertebra la visita, en ciertos lugares os veréis sorprendidos por varios actores que darán vida a ciertos acontecimientos. Estos no se limitarán a poner en escena unos sketch sino que muchas veces sacarán a gente del grupo a participar con ellos con lo que las risas están aseguradas y la implicación es total. Yo he acabado vestida de maja en este último, por ejemplo, sin ir más lejos, para regocijo de mis amigos.

== La visita de los Sueños de Goya ==

La visita comienza en la Plaza del Pilar, precisamente en el monumento a Goya. La idea de la visita es comprender la figura del genio de Fuendetodos, su vinculación con mi ciudad, los sitios donde dejó su huella y comprender un poco la personalidad del pintor. Como he explicado, no es una visita al uso. No se va a entrar en los sitios y se van a ver las pinturas… para eso están otro tipo de visitas. Más bien es un viaje a su mente y a sus sentimientos, con lo que la ciudad es únicamente un marco que nos ambienta. No se entra en ningún sitio, sólo se patean las calles, pero os aseguro que salvo entrar en el Pilar (algo que se puede hacer en cualquier otro momento) tampoco se echa especialmente en falta. Porque el ambiente se vive perfectamente y la atmósfera se recrea de manera maravillosa.

Conoceremos al Goya joven, a una de sus majas, sus conflictos con los Bayeu y con el clero, su compromiso y su denuncia… entenderemos la fuerza de sus “yo lo vi”. La visita tiene momentos de mucha risa, que coinciden con los momentos de mayor distensión y otros más profundos. Realmente las apariciones de los actores están bastante conseguidas. Son dos, un chico (que por cierto, y poniéndonos poco transcendentales, el comentario entre las mujeres fue lo tremendísimo que estaba) y una chica y lo cierto es que son fantásticos. Las escenas son el “momento maja” (que ya os he dicho que acaban embolicando al público para que cuatro canelos se disfracen con ella), Goya en el Pilar (con la marioneta, muy, muy divertido), el aquelarre (que también es tronchante en la superficie y con bastante miga si se va más al fondo) y el último de Goya anciano que es el más flojo de los cuatro.

El recorrido no es excesivo y se cubre bien. Se recorre la plaza del Pilar, se va hasta el mercado central, plaza del Justicia, plaza de Santacruz y plaza del Pilar de nuevo. Una cosa muy asumible.

Además de las actuaciones, que como digo, son muy buenas y provocaron la carcajada general, el guía llevaba bastante material plástico de obras de Goya para ilustrar cosas que iba diciendo, de manera que la explicación se enriquecía bastante. Decir que se oye fenomenal porque va con un micrófono y un pequeño altavoz en la cintura, además de hacer muchos esfuerzos para que todo el mundo se sienta cómodo. Tampoco son grupos excesivos y las explicaciones son llanas y accesibles. Con mucha miga y mucha información, pero nada “intelectualoides”.

El guión está bastante trabajado y se ve que nada es casual. Se nota que son gente que disfruta con su trabajo y que preparan las cosas a conciencia. Estar con visitantes no es una carga para ellos o al menos no es lo que transmiten porque ya no es que fueran amables, sino que mostraban entusiasmo por lo que hacían. Personalmente me gustó más el guión de Zaragoza la ciudad de las culturas porque creo que en este había algún salto que otro y había alguna laguna, pero tampoco es casi por sacar algún fallo porque yo, como siempre, volví a salir encantada de la vida. De nuevo, me volví a quedar con las ganas de más y lo pasamos los seis que íbamos como los mismos enanos. Siempre me pasa lo mismo. Son dos horas pero se pasan volando. Es muy ameno, muy divertido y tienes la sensación de haber aprendido muchas cosas casi sin haberte dado cuenta.

Realmente la sensación es de que todo el mundo lo pasó muy bien. Yo soy muy fan de estas visitas y siempre me quedo contenta, pero miro a mi alrededor y me parece que no sólo es cosa mía, sino que la gente queda muy satisfecha.

== Gozarte ==

Las visitas están auspiciadas por el Ayuntamiento de Zaragoza pero en realidad están puestas en marcha e ideadas por la asociación Gozarte, que, no seáis mal pensados, es un apócope de Gozar el arte. Tengo entendido que son un grupo de estudiosos, historiadores, filólogos etc que querían dar una vuelta de tuerca a la cosa del turismo y demostrar que se pueden hacer cosas culturales a la par que divertidas.

No sólo hacen esto de las visitas teatralizadas, así que os dejo también su web por si estáis interesados en algún otro proyecto alternativo y pueden ayudaros

www.gozarte.net

== Qué, cómo, dónde ==

DONDE OBTENER MÁS INFORMACIÓN:

http://www.zaragoza.es/ciudad/turismo/es/visitas/suenosdegoya.htm
Aquí tenéis un poco más de información sobre la visita de la que os he hablado

TELÉFONOS DE RESERVA:

Son visitas que tendréis que concertar previamente. Los horarios, como son bastante complejos, es mejor que los consultéis en estos teléfonos.

Turismo de Zaragoza: 902 14 2008
Gozarte: 976 207239 (tienen contestador, si no están dejad un mensaje y os llamarán)

PRECIO:

15 euros por persona

HORARIO:

De 22:00 horas a 00:00 horas

== Recomendación ==

Una vez más, vuelvo a animar a todo el mundo que pase por Zaragoza a que disfrute de estas visitas porque son extremadamente interesantes, aprenderéis muchas cosas y además pasaréis un rato muy divertido ¿qué más se le puede pedir?

Chicago Blues - Roddy Doyle


Decepción. Total y absoluta. El otro día mi madre me dijo que me regalaba un libro y claro, ante un ofrecimiento como ese no puede resistirse una. Elegí éste, que no había visto previamente (y mira que tengo las estanterías bastante trilladas) porque tenía buena pinta. Cuando mi hermana, que jamás coincide conmigo en gustos de lectura, vio lo que me iba a llevar me dijo que ella lo tenía en su casa, que lo había comenzado a leer y que ahí lo tenía. No es que lo hubiese dejado porque fuera un truño sino porque se lió con otras cosas pero que vamos, que tampoco le había enganchado. Mi hermana tampoco me sirve como criterio porque normalmente no tenemos un gusto parecido, pero esta vez no se equivocaba.

Menudo aburrimiento. Peñazo. Tostón. Coñazo. ¡¡¡¡ Qué rollooooooooo!!!

No sé cómo la caga de semejante manera el autor porque tú lees el argumento y a priori lo que cuenta parece sumamente interesante y llamativo. Es la historia de un irlandés que llega a Estados Unidos para hacerse a sí mismo, Henry Smart. Un viaje que nos llevará de Nueva York a Chicago en el que toparemos con la mafia y conoceremos a Louis Amstrong del que se hará inseparable, su “hombre blanco”. Mafia y blues.

Otros autores con menos material, con menos chicha, sin tanta historia de fondo sobre la que escribir y consiguen escribir cosas interesantes de leer. En cambio este es un caso raro. A menudo lo que falla es que las novelas estén basadas en humo y no se sostengan. Pero no es el caso. HAY UNA BUENA HISTORIA DETRÁS. Es mérito del escritor haberla descubierto y también su fallo haber hecho semejante bodrio con ella. No lo acierto a comprender. Y más cuando se supone que es un buen novelista. Roddy Doyle es el autor del libro “Los comitments”, que no he leído pero se supone que es estupendo.

Pero es que la cosa hace aguas por todos los lados.

Primero por el retrato que hace del protagonista. Lo peor que puede sucederte en una novela es que aquel sobre el que recae todo el peso de ella te deje absolutamente indiferente, como ha sido el caso. Vale. Es un antihéroe. Y como tal está lleno de luces y de sombras. No pretendo que sea un dechado de virtudes ni que me lo presenten como a una persona fuera de lo común. Es una persona que trata de sobrevivir del modo que sea y eso implica hacerlo incluso de modos poco honrosos. No me importa que se salte la ley. Ni que trate mal a la gente. Tampoco me hubiese importado excesivamente, en honor a la verdad que hubiese hecho que resultase odioso.

El problema, el gran problema, es que no produce ni frío ni calor. Te da un poco igual lo que le pase. Te dicen que es un tipo carismático, pero ese carisma jamás traspasa las páginas del libro. Ni puedo odiarlo a gusto, ni es un golfo de los que te caen bien, ni es una persona con la que te puedas sentir identificada, ni es bueno y mueve a la admiración. Te deja completamente indiferente. Y como la novela se sustenta sobre él, se derrumba.

Una de las cosas que más me exasperaba es lo poco que se molestaba en profundizar en su relación con las personas. Quedaba bien manifiesto en que ni siquiera se molestaba en aprenderse su nombre, por ejemplo. Dicho esto, podéis suponer que el retrato de los secundarios es totalmente superficial. Así que si ni secundarios ni principal están retratados en condiciones o de un modo atractivo, apaga y vámonos. Nos queda lo que cuenta.

Y lo que cuenta está narrado de una forma farragosa, al menos para mí. No es tanto por su estilo porque las frases son cortísimas, casi como balas que escupe una pistola sino porque se emplean circunloquios para referirse a las cosas. Entre que el mundo que narra no era precisamente el paradigma de la claridad y que no se molesta en explicarlo de un modo comprensible, para comprender las cosas hay que estar con cien ojos. Y claro, si el personaje te interesara, te enganchas y haces ese esfuerzo… pero en mi caso, al final optaba por saltarme párrafos enteros si no eran capítulos.

Para más inri, encima el libro no va in crescendo. La primera parte, en que cuenta su estancia en Manhattan es pasable… la segunda, cuando conoce a Armstrong se mantiene pero no aumenta el ritmo. Y de ahí, para abajo. De la mitad hacia el final el libro comienza a ser infumable, más y más aburrido y el lector va encontrando cada vez menos puntos donde agarrarse para mantener el interés.

Poquitas cosas buenas le encuentro. Quizás el retrato del Manhattan con la ley Seca y ciertas cositas de ambientación. Me ha interesado conocer algo de la figura de Louis Armstrong, pero sin duda no me ha compensado el aburrimiento supino que me ha parecido el libro en global. Ni loca lo recomendaría. En serio, invertid vuestro dinero en algo mejor.

Yo me las he visto y deseado para terminarlo. No digáis que no os avisé.

Ficha técnica
Autor: Roddy Doyle
Título: Chicago Blues
Título original: Oh, play that thing
Editorial: De bolsillo
Isbn: 9788483465431
Fecha de publicación: 2008-07-23
Precio: 9.95 euros

Fama (1982)


Corría 1983 y yo tenía apenas 7 años cuando se estrenó Fama, la serie, en España. Obviamente han pasado 25 años desde aquello y mi memoria es imposible que la recordara con demasiado detalle porque no creo haberla visto posteriormente. Y sin embargo, es sorprendente porque al volver a ver su primera temporada me acordaba de bastantes cosas. No de detalles concretos pero sí un poco de determinadas escenas, de determinados personajes. Y del feeling que me transmitía la serie.

La serie de Fama fue posterior a la película homónima de Alan Parker. Se mantuvo en antena durante 6 temporadas y marcó una época. A día de hoy se siguen haciendo cosas en la línea de Fama, de un modo supuestamente actualizado, y como muestra valgan la serie “Un paso adelante” o incluso el programa “Fama ¡a bailar!” de reciente emisión en Cuatroº . Un mundo les separa (en primer lugar, en calidad) pero sí que toman parte del espíritu que inauguró la serie. Y es que Fama no hay duda que marcó una época.

== ¿De qué iba? ==

La serie estaba ambientada en Nueva York, en la Escuela Superior de Artes Escénicas de la ciudad. Este sitio no existe como tal, pero está claramente inspirado, como dicen en la imdb en la Escuela de artes escénicas Fiorello H. LaGuardia de la misma ciudad de Nueva York. Es más, el actor que hacía de Leroy Johnson, uno de los personajes protagonistas fue expulsado de la misma en la vida real y alguno de los actores incluso eran alumnos reales de la escuela. De lo que se extrae de la serie, era una especie de instituto pensado para chicos con talento en el campo de la música, del teatro o del baile. Así que, además de dar sus clases normales, tenían mucho peso las horas dedicadas a estas materias.

Sí, como la escuela de Carmen Arranz de Un paso adelante. Lo mismito. ¡Qué más quisieran! Esto para empezar no era una escuela privada sino un instituto público. Con sus pruebas de acceso especiales, pero un instituto al fin y al cabo. Y nada de internado de lujo. La escuela de Fama era un sitio con bastante poco glamour. Los pasillos atestados, un edificio cochambroso, la cafetería bastante destartalada y en cuanto a los alumnos gente que distaba mucho de ser “de diseño”. Los alumnos acudían ahí cada mañana y dormían en sus casas.

Se nota que la gente que poblaba el instituto de Artes escénicas de Fama era de cualquier extracción social. Lo único que les unía era el talento que la mayoría tenían y un afán por triunfar.

== Los personajes ==

La serie se centraba en una serie de personajes que fueron variando a lo largo de las temporadas. Por un lado estaba el staff de profesores, comandado por la señorita Sherwood (Carol Mayo Jenkins), una atractiva profesora de literatura que es plenamente consciente de que la mayoría de sus alumnos pasan bastante de su asignatura y que lo que de verdad quieren hacer es bailar, cantar o actuar, el profesor Shorofsky (Albert Hague) , un judío brillantísimo en el campo de la música y la profesora más carismática de todos, Lydia Grant (Debbie Allen), que es quien da clases de baile.

Lydia Grant es sin duda una de las más recordadas. Es mítica su frase en los títulos de crédito iniciales de “Queréis la fama, pero la fama cuesta y aquí es donde vais a empezar a pagar con sudor”, tantas veces parodiada. Y es que de su mano venían gran parte de los números musicales de la serie, uno de sus platos fuertes. La actriz que la interpretaba, por cierto, es la hermana de Phylicia Rashad, que por aquel entonces gozaba también de mucho éxito puesto que era la mujer televisiva de Bill Cosby en la exitosa serie de los 80. Debbie Allen después de Fama ha hecho casi de todo. Es actriz, productora, ha dirigido episodios de algunas series y por supuesto nunca ha dejado el mundo de la danza. Me sorprendió descubrir, cuando estuve leyendo hace unos meses un libro sobre la ceremonia de los Óscars, que incluso había sido la coreógrafa varios años del show.

Por otro lado, estaban los alumnos, que hay de todo como en botica. Fueron variando a lo largo de las temporadas, pero como de lo que hablamos es de la primera temporada (la que he visto ahora) sólo os hablaré de los que salen aquí.

En primer lugar está Julie (Lori Singer), una chica de provincias (si es que en Estados Unidos se aplica este término, pero ya me entendéis), violoncelista para más señas. Muy mona, muy guapa, pero una inadaptada porque casi todos pasan bastante de ella y se burlan, especialmente Coco (Erica Gimpel), con quien no hará muy buenas migas. Ésta es bailarina aunque es bastante completa ya que también actúa y canta. Intenta siempre engañar a Bruno Martelli (Lee Curreri), un niño prodigio de la música, para que la acompañe, pero no tiene demasiado éxito. Y además, a él siempre le ha molado Julie, por otro lado.

Ésta se apoyará sobre todo en Doris (Valerie Landsburg) y en Dwight (David Greenlee). Posteriormente conforme vaya encajando más se irá acercando también a Danny Amatullo (Carlo Imperato), que es cómico. Será uno de los personajes que más longevidad tenga en la serie, por cierto, junto con Leroy Johnson (Gene Anthony Ray) , los dos únicos alumnos que aguantarán las 6 temporadas de la serie.

Leroy merece especial consideración. En la serie era imposible dejar de fijarse en él porque bailaba como los mismísimos ángeles y de un modo bastante moderno. Aún a día de hoy se siguen viendo sus bailes y sigue resultando alucinante el modo en el que se movía. Lo curioso es que según he leído su vida no distaba mucho de lo que se mostraba en pantalla. Era un tipo bastante problemático, que fue expulsado de la escuela de Artes en la vida real por su carácter arisco y su falta de disciplina. Pero no cabía duda de que era una persona con mucho talento. Sin embargo su vida acabó prematuramente… los excesos hicieron que contrajera SIDA y que muriera a los 41 años.

== Por qué ver hoy la serie de FAMA ==

Sin duda es una serie que ha influido posteriormente. Y sólo por eso ya merece la pena conocerla, para saber de las fuentes de donde han bebido. Si “Un paso adelante” era una revisión y modernización de la serie (y españolización, no nos olvidemos), por el contrario el programa de televisión recientemente emitido intentaba emular un poco el espíritu de la serie. Trabajo, trabajo y más trabajo para conseguir las cosas, varios jóvenes con un objetivo común, mucha ilusión y bastante compañerismo. Sólo se dedicaban al baile, pero a mí me gustaba verlos.

En todo caso, Fama tiene mucho que ofrecer. Lo que es el argumento sigue estando completamente vigente. No se ve en absoluto pasado de moda y muchas de las escenas podrían pasar por las de una serie actual. Obviemos los estilismos, vale (los ochenta, que hicieron mucho daño a la moda) pero lo que es el meollo de la cuestión sigue estando de completa actualidad. Sigue siendo interesante ver las cosas que pasan entre los estudiantes de la escuela y como luchan por triunfar. Y es una serie agradable de ver… sobre todo para quienes les gustan los bailes y los números musicales. Si no, querréis cortaros las venas. Son números bastante frescos y muy bien coreografiados. Resultan interesantes de ver porque su factura es impecable y de altísima calidad.

El estilismo… pues es otra historia. Eso sí que se ve completamente obsoleto. Las pintas que llevan mueven a la risa porque se supone que son completamente alternativos y algunos son terribles. Sin embargo, me ha llamado mucho la atención el look de Coco. Es una de las más alternativas de la serie y lo curioso es que hay cosas que se ven por la calle a día de hoy, o soluciones imaginativas fruto de la falta de recursos. Es bastante divertido fijarse en el modo en que van vestidos y que se supone que es lo más de lo más. Y bueno, de las ropas de baile ni hablamos. Menos mal que hay un episodio en el que a Leroy le dicen que tiene que llevar mallas y dice que antes muerto. ¡Hay cosas que es difícil que cambien!

Pero sigue estando en vigencia. Pese a todo. Hay cosas que son atemporales y eso es lo mejor de la serie. Que sigues disfrutando de sus desventuras y que si les cambiamos la ropa podrían tener lugar hoy.

== ¿Lo peor? ==

Sin duda la edición en dvd. Floja no, flojísima. Se limita a tener los episodios y no busquéis más porque no lo hay. Creo que una serie mítica como ésta se merecía una edición en condiciones, con unos extras trabajados, con documentales (que es que además, los hay) o algún otro documento visual. A mí me encanta tragarme los como se hizo… me parece de vagancia supina limitarse a editar la serie pelada y que incita a la piratería. Me la regalaron por mi cumpleaños y yo soy poco pirata, pero realmente comprendo a quienes se la bajan de internet y ya está. Porque no es de recibo que venga así, tan desnuda. Chapucero hasta decir basta. Que son 32 euros. Un poco más de interés por parte de la Fox, que es quien la edita, no sólo sería interesante sino que me parece básico. Porque si no, se entiende como una tomadura de pelo. Luego que se quejan… coñe, es que diferénciate, ofrece algo de calidad, una cosa cuidada y entonces habrá quienes tengan ganas de comprarte las cosas. Pero así, lo único que haces es darles razones a quienes consideran que para cosas como esta está la mula.

A mí me ha decepcionado mucho.

Se ve bien, pero vamos, tampoco una cosa terrorífica. Siento decirlo, pero yo no sé si pagaría por tenerla. Sí que la vería, pero siento ser tan sincera… y es que me he sentido estafadísima con la cutre edición que se han clavado.

Pues eso. Más claro ¡agua!

Última oportunidad - Harlan Coben


Me considero una persona bastante omnívora en cuanto a literatura… de hecho, para que os hagáis a la idea, en mi último asalto a la Fnac salí con este libro, uno de Emily Giffin y otro de Jane Austen. Es decir, uno de suspense, otro de chick-lit y otro de literatura clásica inglesa. Vamos, cada uno de su padre y de su madre. Creo que acabaría antes diciendo lo que no me gusta (la literatura especialmente contemplativa) que intentar acotar lo que me gusta.

A Harlan Coben he llegado de la mano de Enderlarkin, un usuario al que respeto y admiro a partes iguales. Es cierto que no es el único que ha recomendado a Coben, y ni siquiera el único de cuyo criterio me fío, pero sí que es el único que profesa la misma admiración que yo a Michael Connelly. Y dado que ambos trabajan el mismo género, le debía una oportunidad. La verdad es que no me ha decepcionado.

== ¿Qué espero yo de la novela negra? ==

Siempre me ha gustado mucho la novela negra. He de confesarlo. Es uno de los géneros que he frecuentado con mayor asiduidad porque conecta muy bien conmigo.

A los libros les pido distintas cosas, según el género que sean. Unas veces me gusta recrearme en lo bien que están escritos. Me sorprende y me admira la maestría con la que algunos autores manejan las palabras y me gusta, sencillamente, disfrutar de la poesía que desprenden algunas prosas. Otras veces me gusta aprender mientras me divierto. Esto me pasa sobre todo con la novela histórica. Me gustan las novelas bien documentadas y que son capaces de enseñarme cosas de un modo entretenido, a la vez que me cuentan una historia. A veces me gusta involucrarme con las historias de los personajes, sentirme identificada, sufrir, tratar de entenderlos y estas cosas. En estos casos me gusta que el mimo con el que estén descritos sea especial y que no se racanee con ningún tipo de detalle personal.

Sin embargo todo esto es secundario en la novela negra. No digo que no tenga que estar. Digo, muy conscientemente, que es secundario. Obviamente, agradeceré que las contextualizaciones sean buenas, y que los personajes estén trabajados, e incluso que esté bien escrito el texto… pero en el fondo no dejan de ser cosas accesorias. Para mí el peso de todo recae en la trama.

En una novela negra es importantísimo el ritmo. Cuando leo una novela negra, quiero tener la sensación de que me estoy montando en un coche que acelera, y acelera, y acelera, hasta hacerme tener la sensación de que no tiene frenos…. Y de repente para porque llega a su destino. No quiero frenazos, acelerones, parones, subes y bajas. Quiero que la cosa fluya, que sea frenética. No sé si me explico.

Me parece básico que en un relato negro pasen muchas cosas, que se mantenga el suspense, que la trama vaya avanzando y que nos tengan con el corazón en un puño con un montón de preguntas sin respuestas. Que estemos implicados y queramos ir pasando las páginas en nuestro afán de querer saber. Una novela negra que se atasca y que cuesta de leer es una mala novela.

En este sentido, Última oportunidad me ha dejado satisfecha… me la leí de una sentada y acabé con ella a las cuatro de la mañana un día de escuela. Al día siguiente me acordaba de toda mi familia porque fui al trabajo que me caía.

== Última oportunidad ==

Leía a Irishy a posteriori y vi que no le había gustado demasiado la novela. Una pena. Una de las cosas que más me ha llamado la atención es que dice que ella notó mucho product placement, cosa que yo no percibí en absoluto. No dudo que lo haya, simplemente es que me ha extrañado no haberme dado cuenta porque habitualmente para estas cosas tengo un radar ya que trabajé en cosas de estas y tiendo a fijarme. Creo que estaba tan metida en la trama que me abstraje por completo.

Quizás la diferencia entre su lectura y la mía, y creo que es importante, es que ella no es madre y yo sí. La novela va sobre un hombre al que tirotean en su casa. Cuando se despierta del coma, doce días más tarde, su mujer ha muerto y su bebé de 6 meses ha desaparecido. A raíz de esto empieza una investigación que trata de esclarecer qué ha sucedido ahí, quién matado a la mujer y herido al marido y qué ha sido del bebé. Aparentemente la niña ha sido secuestrada y tratan por todos los medios de dar con ella. Pero las cosas son bastante oscuras, como puede imaginarse.

Digo que su visión es muy distinta de la mía probablemente porque en mi caso el mecanismo de empatía fue inmediato. Yo en la niña vi inmediatamente a mi hija. No podía dejar de pensar en qué diablos le había sucedido al bebé. NECESITABA saber qué le había ocurrido al bebé. La angustia del padre fue inmediatamente la mía y por tanto no hicieron muchas más cosas para identificarme con él. Supongo que esto fue lo que bloqueó otras consideraciones que hizo ella que otro tipo de lectores sí que percibirán como que los personajes son planos o el product placement que nombraba. Seguro que están. Pero yo fui incapaz de darme cuenta. En mi caso, la obsesión por resolver la trama se antepuso a cualquier otra cosa. En ese sentido conectó conmigo de un modo que pocas novelas lo han hecho. Pero siendo honesta creo que se debe a que la trama me tocó la fibra sensible. Por eso no he querido obviar los comentarios de Irishy…. Porque creo que para otro tipo de lectores menos involucrados tal vez sean importantes.

En lo que sí que coincidimos es en que ambas pensamos que es una novela muy cinematográfica. Sí que te da la sensación de que está escrita de manera muy visual. Apenas abunda en detalles accesorios y va muy al grano. Creo que es eficaz en ese sentido. No pierde el tiempo en tonterías, pero sin embargo consigue el objetivo de que el lector recree en su mente con bastante exactitud los escenarios donde tiene lugar la trama. Es curioso como una novela tan poco descriptiva y tan rápida puede ser tan explícita. Otros autores necesitan muchos más recursos para conseguir lo mismo. Me ha gustado mucho en ese sentido.

El estilo narrativo es bastante fluido. La trama ocurre de manera muy rápida y las cosas se van sucediendo sin que apenas tengamos tiempo ni de respirar. Lógicamente, el autor construye el texto en consonancia: un léxico sencillo, apenas hay subordinadas y es fácil de leer.

== Recomendación ==

¿Es un libro brillante? Probablemente no. ¿Pero entretenido? Mucho. Te mantiene con el corazón en un puño, la trama está trabajada y no muere en un final trillado y es un libro más que digno. Yo me doy por satisfecha ¿Qué no es Quijote? Ya ¿Y? A mí el Quijote me aburre, llamadme hereje…

Expo Zaragoza (I)

Muchos sabéis que soy de Zaragoza así que supongo que imaginabais que en un momento u otro iba a caer una opinión sobre la Expo. No ha sido hasta hoy que hemos decidido ir a visitarla mi marido y yo. Dado que somos de aquí y oliéndonos el percal, ambos nos hemos cogido un día libre en el trabajo para ir entre semana porque nos imaginábamos que en fin de semana tiene que ser una locura. Y efectivamente, había más gente que en la guerra, así que no quiero ni pensar lo que tiene que ser eso un sábado.
Mi intención al hacer esta opinión no es tanto contaros qué vais a poder ver en los pabellones puesto que los hay para aburrir sino más bien que sea una opinión práctica para quienes seáis de fuera y estéis pensando en venir. O sea, contaros los trucos del almendruco. Yo sólo he ido hoy, pero mis padres tienen un pase de temporada y ya han venido varios familiares a ver la Expo, así que lo que aquí os cuente va a ser un poco un refrito de las experiencias de todos.


DONDE ALOJARSE

Lamento deciros que está bastante chunga la cosa a estas alturas de la película. Hay llenazo en casi todos los hoteles de Zaragoza y alrededores. Está la cosa difícil.
Aún así, tenéis varias opciones. Una, gorronear casa de algún conocido (algo que no hay que desechar, os lo aseguro, porque es con diferencia la opción más barata y en general la gente de Zaragoza tenemos fama de hospitalarios). Por otro lado, en cualquier web tenéis pisos de particulares en alquiler, por los que os cobrarán un pastón y medio. Se les ha ido la olla completamente y piden el oro y el moro.

La última opción es sin duda la más razonable de todas. Se trata del bed and breakfast. El viernes oí en la radio que están al 40% de ocupación, con lo que es más que viable. Es algo muy común en Europa, en el que se alquila una habitación en la casa de un particular con derecho a desayuno. Estaréis con los propietarios, pero es una opción considerablemente más barata.
Podéis reservarlos en www.alojamientoszaragoza.com, llamando al teléfono 976.29.85.02 o por correo electrónico en info@alojamientoszaragoza.com. Es una iniciativa que gestiona una empresa concesionaria del Ayuntamiento de Zaragoza y de la Expo, así que se supone que tiene un mínimo de garantías.

Y es que tampoco hay mucho más, realmente… Si encontráis una habitación en un hotel en Zaragoza convencional, podéis daros con un canto en los dientes.

COMO LLEGAR
A Zaragoza, por los medios habituales. Todos sabéis donde estáis, así que tampoco os voy a descubrir América. Sólo deciros dos cosas:

- Si venís en Ave, no os asustéis por el deplorable estado de los accesos de la estación. Realmente como bienvenida es patética, pero no está así toda la ciudad, os lo aseguro.
- Si venís en coche, la salida correspondiente a la Expo está bastante bien señalizada. La Expo está en el Norte de la ciudad, así que si venís desde Barcelona la encontraréis muy pronto, apenas entréis en la ciudad, pero si venís desde Madrid tenéis que bordear casi toda la ciudad.
La Expo está en el meandro de Ranillas, entre los zaragozanos barrios del Actur y del Almozara. Desde ambos se puede acceder al recinto de la Expo. Por el Actur entraréis por la puerta de la Torre del Agua, la más cercana al parking norte y unida al mismo por un servicio de lanzaderas, así como por la puerta de Ranillas; por el Almozara podéis acceder bien por la puerta del Pabellón Puente o en el Teleférico, que cuesta 9 euros. Es algo curioso, pero es algo caro para el recorrido tan ridículo que hace. En el Almozara también hay un parking, el sur, que está un poco más cerca de la puerta. Creo que también tiene servicio de lanzaderas.

Ahora bien; esta servidora ni jarta de vino dejaría su coche en uno de estos parkings porque me parecen un timo como una catedral. Para empezar porque son meras explanadas al sol como las de los conciertos en las que podréis freir un huevo cuando volváis. Estará recocido. Y claro, a ¡¡¡¡12 euros!!! que cuesta dejar el coche ahí, pues no me parece de recibo. Y cuesta esos 12 euros lo mismo esté una hora que todo el santo día. Tienen la decencia de que si entras y luego vuelves a salir en el día no te vuelven a cobrar, pero aún así. Me parece que se les ha ido la pinza poniendo la tarifa.
Sinceramente, yo os aconsejaría que dejárais el coche en cualquiera de las calles del zaragozano barrio del Actur si queréis acercaros en automóvil y luego vayáis andando. Así os saldrá gratis. Es lo que hemos hecho nosotros y no hemos tenido absolutamente ningún problema. En cinco minutos hemos recuperado el coche desde la puerta de la salida. Y gratis.

Si queréis tener el coche en un parking de verdad, leches, dejadlo en cualquiera de los parkings de la ciudad que por un poco más tendréis el coche en un aparcamiento en condiciones. O si queréis hacer la "traperada", tenéis el centro comercial de Grancasa a cinco minutos andando. Las dos primeras horas son gratis, así que siempre podéis dejarlo ahí (abren a las 10), ir a comer, moverlo, y otras dos horas gratis. Cuesta a 1,80 la hora y es un parking en condiciones, vigilado y con toda la historia. Echad vuestras cuentas y mirad a ver qué es lo que más os conviene.
Pero vamos, que yo no me mataría la cabeza. Lo más fácil es ir directamente en autobús porque además de las líneas normales que pasan por ahí cerca (20-23-34-42) tenéis varias líneas expo que os dejan directamente en el recinto. Podéis consultar cuáles os pillan cerca de donde estáis alojados en tuzsa

El precio del billete de estas líneas especiales es el habitual. 0.90 euros si se paga en efectivo y 0,507€ si pagáis con la tarjeta bus. Estas las podéis comprar en kioskos o en los puestos tuzsa. Cuestan 7 euros y tienen una carga de 5; los 2 euros restantes son de fianza, que os los devolverán si lleváis la tarjeta a los puntos tuzsa cuando os marchéis. Con esta tarjeta podéis pagar tantos billetes como queráis y son billetes hora, es decir que permiten todos los transbordos que queráis en una hora. Están incluidas las líneas Expo dentro de los transbordos también.

COMPRAR LAS ENTRADAS
Me remito a la información que ofrece Expoagua en su web:


"Entradas de tres días:
Las entradas de tres días sólo se podrán adquirir a través de Ibercaja, CAI, Carrefour y en las taquillas de Expo hasta el 31 de agosto.

Taquillas Expo:
En las taquillas Expo sólo se podrán adquirir entradas para el mismo día. El horario de las taquillas es de 09:15 a 00:30.
Están ubicadas en la puerta de la Torre del Agua, puerta del Ebro y puerta del Pabellón Puente.

Las entradas adquiridas entre el 27 de mayo y el 31 de agosto a través de Ibercaja, CAI o Carrefour deberán ser utilizadas entre el 14 de junio y el 31 de agosto de 2008.
Para el pack "entrada+telecabina" no es necesario utilizar los dos servicios el mismo día pero sí antes del 31 de agosto."
Así que SOBRE TODO, cuidado si vais pasado agosto, porque no podréis tener pases de tres días. Una gaita, la verdad, porque se ahorra un pico.

En ese mismo link tenéis los precios, que no os copio porque es tan fácil como darle al botoncito. Para que os hagáis a la idea, son 35 euros en una entrada sencilla de un día de adulto.

PARA ENTRAR

Yo las dos veces que he ido (hoy y el día del ensayo, he ido por la puerta de Ranillas), así que es de ésta de la que os voy a hablar.
Veréis unas filas inmensas en las taquillas que deberéis sortear. Lo más práctico es irse a la fila de la izquierda del todo porque hay bastante menos gente que en la derecha y va mucho más deprisa. Sobre todo si vais a primera hora, es preferible elegir las entradas que tienen máquina de rayos equis para ver el contenido de los bolsos porque van bastante más rápido. Si no, no pasarán por los rayos pero tendréis que abrirlos, con lo que se pierde tiempo. Lamentablemente sólo hay dos, así que id a aquel de los dos que esté más despejado, normalmente como digo el de la izquierda.

Una vez que paséis, no os preocupéis: una horda de voluntarios os entregarán un plano de la Expo así como las actividades previstas para el día.

FUNCIONAMIENTO DE LA EXPO
Si tenéis intención de pasar el día ahí, os recomiendo que vayáis a primerísima hora de la mañana. Los pabellones abren a las 10 de la mañana, pero el recinto abre a las 9,30. Con estar ahí a las 9,45 es suficiente, pero no os demoréis mucho más.

La primera hora de la mañana es la más frenética porque como todo el mundo se sabe cómo va esto, corre a los sitios que previsiblemente van a estar más llenos. Mi idea es ayudaros a los que no lo sabéis.
Existe una cosa que se llama el Fast pass, que es de todo menos fast en la mayoría de las ocasiones. Pero es necesario en algunos casos si no queréis morir en el intento. Hay algunos pabellones que combinan el uso de fast past con visita libre y otros que únicamente permiten el acceso con este ticket especial. Es el caso del Acuario, por ejemplo, que sólo permite la visita con él. Y luego está el caso del pabellón de España que tiene su propio fast pass.

Con el fast pass lo que tenéis es una hora de visita preacordada. Es decir, que lo visitaréis sin (apenas) colas. Para sacarlo hay que acudir a las máquinas que están distribuidas por todo el recinto. Normalmente se va todo el mundo a las que están más cercanas a las entradas, lo que es un craso error porque a primera hora están petadísimas. Hay una justo encima del pabellón de Egipto en la que hay la mitad de la mitad de la mitad de la gente. Así que aunque esté un poco más lejos es casi preferible ir a esa porque ahorraréis tiempo.
Cosas para las que merece sacarse el fast pass son sobre todo y por este orden, el pabellón de agua extrema (que a las 11 hoy estaba agotada, aunque se puede visitar libremente, pero claro, chupándote la cola), el acuario (que sin fast pass no podréis visitar) y el hombre vertiente. Este espectáculo parece ser que hay días en los que se entra sin problemas sin él, pero hay otros en los que os arriesgáis a no verlo. Sinceramente, a mí me ha parecido un truño, pero hay gente a la que le encanta, así que vosotros veréis.

La gaita del fast pass es que sólo podéis sacar para un pabellón de vez. Y hasta que no haya pasado la hora que tengáis asignada para su visita no os permitirá reservar otra. Así que elegid con cuidado. Hoy nos ha pasado que habíamos reservado para el acuario y a las 11 cuando hemos ido a reservar para las aguas extremas estaba ya agotado. Hubiese sido mejor al revés, porque a esa hora no había ningún problema para coger para el acuario. Me imagino que depende de los días, de todas maneras.
El pabellón de España va por libre. Tiene su propia y larguísima cola para sacar el fast pass que se forma apenas abren el recinto. Hay auténticas carreras por el recinto para llegar hasta ahí. Algo alucinante. Nosotros habíamos renunciado por completo a verlo (me niego a hacer fila de 1 hora y media para sacar un pase y luego volver a hacer fila otra vez para verlo), pero hemos tenido una suerte inmensa. A las 3,30 cuando volvíamos a casa para comer resulta que he visto una ínfima cola que me ha extrañado horrores y resulta que por pura chorra hoy ha habido desbandada de gente y nadie se ha enterado. Así que hemos conseguido el fast pass en ¡un minuto!. Pero vamos, que nos ha tocado la lotería como aquel que dice.

Sinceramente, yo no haría cola de 1 hora y media para ver el pabellón de España. Ni de coña. Lo he visto y está bien, si fuera llegar y entrar, pero no merece la pena chuparse una cola de espanto para lo que se ve. Pero vamos, que allá cada uno.
Aunque suene a coña, yo me planearía una estrategia para la llegada a la Expo. Mandaría a una persona con todos los pases a sacar las entradas para el pabellón de aguas extremas y mientras tanto saldría zumbando corriendo a ponerme en la cola del pabellón de Alemania. A primera hora todavía hay una cola razonable y es de los más demandados. Es lo que tiene más sentido, realmente. Así en un movimiento tenéis hechas dos cosas. La gente ya se lo sabe, os lo aseguro.


PABELLONES QUE ESTÁN BIEN

No os preocupéis… lo sabréis. A más gente en la cola, mejor está el pabellón, normalmente. Los hay que tienen más gente que en la guerra, es terrible. Pero no todos son iguales.

PABELLÓN DE ALEMANIA: Este tiene mucho éxito porque se realiza un viaje en barco por el interior del pabellón donde te proyectan un audiovisual. De este os hablo de oídas porque no nos ha salido bien el truco de esta mañana y se nos han solapado los turnos del acuario y la fila de Alemania. Pero a la gente le encanta. ¿Putada? Sólo entran de 20 en 20 así que la cola es de órdago y va bastante lenta.

PABELLÓN DE JAPÓN: Este pabellón está fenomenal de la muerte mortal. Nos ha encantado. Merece la pena la media hora que hemos estado esperando y lo digo de verdad (yo que soy alérgica a las colas). Este pabellón también tiene unas colas horrorosas, pero por el contrario, va muy deprisa ya que el aforo de la sala donde te proyectan el fantástico audiovisual es de 200 personas. Así que va deprisa. Eso sí, el rato de la espera os torturarán con varios episodios de la serie de Fluvi la mascota de la Expo con la que os querréis cortar las venas. Ventaja… está a la sombra.

PABELLÓN DE MÓNACO: Si no hay fila (como ha sido nuestro caso, que no había ni una sola persona esperando), entrad. Si no, ni se os ocurra. Lo que hay dentro está bien, te lo pasas bien y tal, pero no compensa una cola kilométrica. A lo largo del día lo hemos visto con muchísima gente o prácticamente vacío, así que es cuestión de ir mirando.

PABELLÓN DE ARAGÓN: Éste es otro de los que tenemos pendientes, pero el sentír general es que está bastante bien. También con una cola considerable y (que yo sepa) sin fast pass.

PABELLÓN DE ESPAÑA: Pues está bien, pero no para tanta fila. Si tenéis que esperar 1 hora y media, en serio, dejadlo, no compensa.

ACUARIO: Esto sí que es algo digno de verse. Es uno de los tres acuarios fluviales más grandes del mundo (lo que quiere decir que es el tercero, si no, dirían que es el primero o el segundo). Muy bonito para los que no nos gustan los peces y orgásmico para quienes sí. Está muy bien hecho, hay especies hasta aburrirse y está fenomenal. Lo que pasa que en temporada expo no tiene carteles explicativos y te cobran el folleto a 2 euros. Como seguirá después de la expo, supongo que lo rotularán en condiciones y después se podrá visitar mucho mejor. Arquitectónicamente una chulada.

PABELLÓN PUENTE: Curioso de ver, sobre todo lo que es el puente en sí. La exposición bueno, psche, psche.

PABELLÓN DE KUWAIT: Proyecta un documental en 4D hecho por Javier Trueba que dicen que está muy bien. También hasta las trancas.

TORRE DEL AGUA: Creo que también tiene fast pass, pero como esto lo vi en el ensayo no sé. Puedes subir hasta arriba del todo donde hay una vista maravillosa o quedarte en el equivalente al piso 7º, hasta donde se llega en escaleras mecánicas. Luego, hasta arriba del todo, allá cada uno. Y además te advierten que una vez que empiezas no puedes arrepentirte. A mí me pareció una rayada porque vas tipo lemming siguiendo la estela del anterior y dando vueltas, así que acabé con los gemelos destrozados. No digáis que no lo avisé.

Cositas que están bien y que no hay que esperar tanto
Los pabellones de Francia, Marruecos, Santa Sede… están bastante majos y se disfrutan. A nosotros nos ha encantado el de Grundfos que proyecta un audiovisual chulísimo que dura 3 minutos (por lo que va volado todo y es llegar y besar el santo) y que casi nadie nombra como uno de los mejores. También están bien los de Acciona, muy visual y el de Correos, que es divertidísimo.

Aburrimientos mortales
Yemen es básicamente una tienda más que un pabellón, pero bueno, se les perdona. Pero lo de Austria es de juzgado de guardia. Tienen un pabellón dignamente montado y lo único que hay es una especie de bola de estas de nieve en la que salen dos pavas bailando que cogen a dos del público para hacer el canelo. Y ya. Una tomadura de pelo.

Y bueno, el hombre vertiente, que casi nos hace morirnos del aburrimiento. ¡Qué tostón más macabeo!!! Pero vamos, de esto he oído lo mejor y lo peor, así que lo mismo es que yo soy muy rara. Pero a nosotros, nada de nada.

ALGUNAS OTRAS CUESTIONES
- En la Expo podéis entrar comida y bebida. En principio no iban a dejar, pero ante la avalancha de críticas se plegaron a la evidencia y sí se permite. Tenéis un montón de puestos, que no son ni caros ni baratos, pero vamos, que seguro que el bocata que os llevéis de casa estará mejor.

- Para los niños hay unos carritos que simulan ser coches y que se alquilan. Son carísimos, porque cuestan 8 euros 4 horas y además en muchos de los pabellones ni siquiera te dejan entrarlos.
- También os prestarán sillas de ruedas para los impedidos.

- Si tenéis previsto salir de la Expo y regresar, antes de salir tenéis que ir a información a que os pongan una pulserita con la que no habrá problema para entrar luego. Eso sí, previa presentación de la entrada otra vez, no se os olvide.
- Existe una cosa que se llama el Pasaporte Expo que creo que se compra en las tiendas que está graciosa. Es un pasaporte y casi todos los pabellones tienen un sellito para ponerlo en ellos, para demostrar que has estado. Es gracioso.

- Veréis a mucha gente que va vestida igual, de azul y con un chubasquero bastante reconocible. Son los voluntarios de la Expo, que los hay a patadas y que la verdad es que echan bastantes manos y son muy amables.
- Hay fuentes por todo el recinto Expo. De todas maneras, es bastante recomendable llevar una mochila con agua, protector solar, y una gorra. Hoy no hacía mucho calor, pero cuando pega, pega. Así que protegeos bien e id preparados.


EXPO, PARAÍSO DE LOS IMPEDIDOS

Esta es una cosa peculiar. Os juro que en mi vida jamás había visto a tanta gente en silla de ruedas como en la Expo. ¡Es una cosa fuera de lo común! Pero es que ir en una de ellas es poco menos que un chollo porque en la mayoría de los sitios pasas sin hacer fila. Así que cualquiera que tenga un esquince va al puestecillo que está nada más entrar a mano derecha (en la puerta de Ranillas o del Ebro al menos) y además de darle una silla de ruedas para que no se canse, le dan un papelito con el que él y tres personas más podrán entrar sin hacer colas en todos los sitios. Así que normalmente gente que no iría, no sólo va, sino que hay bofetadas por acompañarle.
Muchos son discapacitados de verdad, pero también los hay que le echan un morro al asunto…

¡Ah! Las embarazadas también se consideran discapacitadas a estos efectos, así que si lo estáis, id al puestecillo éste y que os den el papel. Así os evitaréis las filas. Sinceramente, yo he estado embarazada en verano y concretamente a ellas no me hace ningún duelo dejarlas pasar. Bastante tienen con lo que tienen. Pero ya os digo, hay cada uno que le echa un morro a lo de la discapacidad que clama al cielo.. En cambio los cochecitos de bebé esperan tu turno religiosamente… algo que no entiendo.
En fin. Ya sé que el tema es peliagudo, pero es que me ha tocado bastante las narices ver a un señor vanagloriándose de lo genial que era ir en silla de ruedas por una porquería de esguince que tenía. Que lo suyo hubiese sido que se quedase en su casa porque encima era de aquí, pero no, ha preferido aprovecharlo para ir y colarse en todos los sitios. Y mi sensación es de que no eran ni uno ni dos. Que pagan justos por pecadores, pues sí, pero fastidia… La picaresca, ya se sabe. Que ahí te vendas un pie, dices que no puedes andar, y oye, a ver la Expo de puta madre. Manda huevos.


BAÑOS

Muchos y muy abundantes. Bastante limpios, pero sin colgadores dentro.
También hay cambiadores para los niños, pero es más una zona acotada que otra cosa. En uno de los que he entrado era una encimera sin más, sin puerta (con lo que quedaba totalmente a la vista de cualquiera) y encima estaban usándolo poco menos que de almacén. De zonas para la lactancia, ni hablamos.


ESPECTÁCULOS

También hay chopotocientos todos los días y os darán una lista con la programación a la entrada. Están incluidos en la entrada, así que si hay un concierto chulo podréis oírlo sin pagar nada extra.
Todos los días tenéis la cabalgata del circo del sol a las 12 de la mañana. Está enfrente de los pabellones de los países. Se ve tranquilamente y no hay demasiado problema. Podéis subir arriba donde se ve estupendamente.

Ah! Una cosa curiosa es que cada día está dedicado a alguien. Hoy por ejemplo era el día de Rusia. Pues, hay que fastidiarse, el día de… es el menos adecuado para ver el pabellón. Día de España. Pabellón de España cerrado. Día de Holanda. Pabellón de Holanda cerrado. Y así con todos. La cosa es que vienen las autoridades con lo que los visitantes de a pie nos quedamos sin entrar. Así que si venís de fuera no tratéis de hacer coincidir vuestra visita con el día de la comunidad autónoma porque ¡¡¡no podréis entrar!!!.


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Sé que os he escrito un testamento, pero espero que os haya resultado útil a quienes pensáis venir. Me he dejado muchas cosas en el tintero, pero es que la cabeza ya no me da para más .

Citas en Manhattan, Emma Reverter


Si durante mucho tiempo fui una incondicional de las novelas 'chick lit' (novelas escritas por y para chicas, con protagonistas urbanas que buscan ascender en el trabajo, encontrar a un príncipe azul y ser felices en la vida al tiempo que meten la pata constantemente haciendo las delicias del lector), llegué a un punto de saturación en el que dije eso de "Hasta aquí hemos llegado". Al ser un género literario que se rige por unos esquemas inamovibles y que se considera 'literatura menor' (aunque yo discrepe), muchas autoras aprovecharon el tirón y se lanzaron de cabeza a escribir novelas de este género pensando que es tan fácil como crear a una protagonista con cartucheras que está enamorada del director de Recursos Humanos de la empresa y tiene por compañera de oficina a una arpía con zapatos de Gucci. ¿El resultado? Un mercado literario saturado de novelas 'chick lit' de una calidad bajísima, escritas por autoras que se notaba que se habían leído 'de pe a pa' a las reinas del género y que intentaban emularlas sin ningún éxito. La cosa llegó a tal punto de degeneración que yo, devoradora compulsiva de este tipo de novelas, acabé harta de ellas hasta el punto de decidir hacer un paréntesis indefinido y no volver a leer nada del género durante mucho tiempo.

Con "Citas en Manhattan" no sé si puedo afirmar que he interrumpido esa parada indefinida porque no sé si esta novela se puede enmarcar dentro del género 'chick lit'. Tiene algunos guiños al género y, de hecho, podría incluirse sin problemas dentro de esa categoría. Pero yo más bien diría que es una novela realista, con tintes de 'chick lit' y grandes dosis de humor. Así que se podría decir que me he dado un chapuzón rápido en la piscina del 'chick lit' y me he vuelto a salir. Supe de la existencia de este libro porque su autora (Emma Reverter) fue entrevistada en un magazine radiofónico que escucho con asiduidad. Me pareció que el libro podría ser interesante por la manera en que lo enfocaban y porque su autora me pareció muy sincera. Lo peor que le puede pasar a una novela (y, por ende, a su autor) es que sea pretenciosa porque crea falsas expectativas. "Citas en Manhattan" tenía un peligro para mí que me hizo dudar de ella: olía a 'chick lit' español (las experiencias que he tenido con las novelas de este género a mano de autoras españolas han sido nefastas, llenas de "quiero y no puedo" y de intentos patéticos de emular a las reinas anglosajonas del género). Pero Emma Reverter me pareció muy clara: no pretendía vender alta literatura, ni la novela 'chick lit' española del siglo, sino que dejó muy claro que su obra era una novela divertida, de consumo rápido y de lectura ligera. Y así ha sido: una novela sin pretensiones la mar de divertida y amena.
La autora y su estilo Emma Reverter es una periodista, abogada y escritora catalana que vive en Nueva York desde hace bastantes años, donde trabaja para medios españoles. Tiene una larga trayectoria como periodista y ha escrito numerosos artículos y reportajes sobre Guantánamo, Irak, Naciones Unidas y temas similares. "Citas en Manhattan" es su primera novela aunque ya está preparando un segundo libro diametralmente opuesto a éste, en el que tratará de un tema mucho más serio. Realmente, se nota que es periodista porque el libro está escrito en un estilo periodístico y su prosa es ágil, amena y clara. De hecho, el libro está estructurado en forma de columnas de periódico en vez de por capítulos, y eso agiliza mucho su lectura. "Citas en Manhattan" es una novela realista, pues la autora se ha documentado a fondo sobre el tema que trata y, si bien nos narra las cosas desde los ojos de la protagonista del libro (que viene a ser su 'alter ego'), lo cierto es que casi todas las situaciones e informaciones son reales y son fruto de una tarea de documentación. También tiene tintes de 'chick lit' o novela-comedia romántica porque la protagonista se ajusta mucho al prototipo de esos libros y, por supuesto, grandes dosis de humor (la protagonista vive situaciones muy divertidas).

Sinopsis

Victoria Sachs es una periodista catalana que vive y trabaja en Nueva York escribiendo columnas y artículos para medios españoles. Al inicio de las vacaciones de verano, su jefe la llama para decirle que, durante la temporada estival, no escriba sus habituales columnas deprimentes sobre Guantánamo, Irak y los derechos humanos porque los lectores se van de vacaciones y necesitan algo más ligero y frívolo para entretenerse; no quieren amargarse durante sus vacaciones de verano leyendo sobre las desgracias que pasan en el mundo y, la encuesta de fidelidad a los lectores del periódico, así lo demuestra. Victoria no sabe qué hacer: ella es una periodista seria y no se ve escribiendo sobre temas frívolos como el famoseo, el mundo rosa y últimas tendencias en moda. Ojeando el periódico se encuentra con una "asesora de citas" que ofrece sus servicios. Decide contratarla, haciéndose pasar por una chica que busca pareja, para poder escribir sus columnas hablando del apasionante mundo las citas en Nueva York. Esto la llevará a descubrir un negocio que mueve millones de dólares al año en los Estados Unidos y a vivir situaciones muy divertidas.


El libro


En una sociedad de consumo como la actual en la que el marketing se ha encargado de crear necesidades (por mucho que sus teorías digan que no las crea, sino que las detecta), cada vez son más los servicios y negocios disponibles en el mercado que buscan esa necesidad real, ya existente, escondida en el subconsciente colectivo para sacarla a flote y explotarla al máximo, hasta convertirla en una necesidad inventada que cale en la gente y la convenza de que no puede vivir sin "X" producto o servicio. Si nos paramos a pensar un momento, ¿cuál es uno de los elementos más preciados y codiciados en nuestra sociedad actual de ritmo frenético? El dinero es, posiblemente, la respuesta que habrá venido a la cabeza a más de uno. Y, mientras que es importante, hay algo mucho más importante e intangible que casi todos los habitantes de las sociedades modernas anhelan: el tiempo. Como dice una canción versionada por el grupo Scorpions, "all your money won't another minute buy". O sea: todo tu dinero no podrá comprar otro minuto. En una sociedad de horarios laborales infernales, ritmos de trabajo frenéticos y gente que siempre va con prisas para llegar a ninguna parte, el tiempo (sobretodo el libre) se ha convertido en un bien escaso y es mucha la gente que, cuando busca trabajo, valora los horarios laborales por encima del salario.


Y el tiempo es, precisamente, el punto de partida que dio origen al "big bang" del negocio de los asesores de citas (que es de lo que trata esta novela). Emma Reverter nos cuenta, mediante la protagonista del libro (Victoria), cómo funciona el mundo de los asesores de citas, de la búsqueda de pareja por Internet, de las citas rápidas (speed dating) y la complejidad de un negocio que en España nos parece raro pero que, en Estados Unidos, es lo más normal del mundo. Victoria se pone en contacto con una asesora de citas que hace las veces de secretaria personal para gente que busca pareja. A simple vista, buscar pareja mediante un asesor de citas puede parece frívolo, poco romántico y el colmo del absurdo (es como si la secretaria personal de un director de empresa le buscara pareja y le organizara las citas) pero, en Estados Unidos, la del "asesor de citas" es una profesión que está totalmente normalizada y aceptada y que genera millones de dólares al año en el mercado de los singles.
La asesora que contrata Victoria es una mujer totalmente normal: psicóloga, titulada por una prestigiosa universidad, con una vida y una familia normales que hace las veces de 'secretaria' para la gente que contrata sus servicios. Básicamente su trabajo consiste en seleccionar y organizar las citas de sus clientes. ¿Y quién son sus clientes? Pues gente con dinero pero sin tiempo. (¿Veis? El tiempo es la clave: sus clientes son gente que no tiene tiempo de socializar). La asesora (Sarah Lovely) trabaja según tres tipologías de clientes: los clásicos (que prefieren que sea la asesora la que se encargue de buscarles pareja en su base de datos según gustos y afinidades), los modernos (que buscan pareja por Internet y quieren que su asesore les guíe y ayude para encontrar las páginas web más fiables y les redacte los correos y las respuestas) y los sociales (a los que les gusta socializar y acudir a citas rápidas, fiestas para singles, eventos para gente que busca pareja, etc). Victoria Sachs irá experimentando con las tres modalidades (tomándoselo siempre con cachondeo) y eso la llevará a vivir situaciones de lo más surrealistas.


Cosas interesantes que plantea el libro


Este tipo de negocio a nosotros nos parece frívolo y absurdo, pero los razonamientos que plantea el libro son de lo más acertados. Buscar pareja es como buscar piso: puedes hacerlo a través de Internet, por medio de conocidos, buscando anuncios en el periódico, por la calle, etc. También lo compara a invertir: mejor ponerse en manos de profesionales o, si lo haces tú, dominar muy bien el terreno. Por otra parte, los asesores de citas tienen todo un código ético para llevar a cabo su trabajo: piden informes sobre sus clientes (médicos, bancarios, etc.) para conocer su vida y buscar así parejas afines a ellos. Si nos paramos a pensarlo fríamente, existen asesores de moda, de inversiones, bancarios, etc. ¿Por qué no contratar un asesor de citas? Si no tienes tiempo para algo, busca a alguien que lo haga por ti.

La sociedad americana tiene la mente mucho más abierta en lo que se refiera a la hora de encontrar pareja. El negocio de los asesores es allí tan normal como cualquier otro y los portales de citas por Internet están de lo más aceptados, así como también las citas rápidas (en las que hombres y mujeres que no se conocen de nada tienen charlas de 8 minutos para decidir si se gusta no no). De hecho, es muy curioso ver que existen cientos de portales para perfiles de lo más variopintos y precisos (gente con animales, gente pelirroja, vegetarianos, etc). En España tenemos más pudor a la hora de hablar de los portales de búsqueda de pareja y, realmente, sólo hay un par de empresas en ese sector que sean "potentes" (realmente les va muy bien, a pesar de que a la hora de la verdad nadie admite haber usado sus servicios).

Los clientes de los asesores de citas no tienen porque ser necesariamente 'raros' (hay de todo, como en la vida real) sino que son, básicamente, gente sin tiempo (pero con dinero, eso sí) que no quiere perder el poco que tiene socializando y va al grano. Desde empresarios que, por su trabajo, tienen que pasarse toda la semana viajando de un país a otro y cuando llega el fin de semana quieren tener a alguien con quien salir, pasando por gente que trabaja mucho y no tiene tiempo de hacer amigos, hasta gente que se acaba de mudar a la ciudad y no conoce a nadie etc. El mundo de los singles (solteros) genera toda una industria millonaria a su alrededor que pocos se pueden imaginar. ¡Hay incluso empresas que rompen relaciones por ti! Contratar un asesor, pues, no es tan raro: hay quien contrata a un entrenador o 'personal trainer' para que le ayude a adelgazar. Los asesores entrenan para ayudar a encontrar el amor. Contratar uno es mucho más seguro que intentar ligar por Internet (donde la mayoría de la gente miente y donde la criba que tienes que hacer es mucho más complicada, además de ser peligroso).


El libro lanza un dardo envenenado maravilloso al mundo del periodismo. Cuando Victoria recibe el encargo de escribir una columna 'frívola', le dice a su jefe que ella no sabe cómo hacer eso. ¡Ella es una periodista seria! Aunque admite que sus columnas sobre Guantánamo, refugiados y derechos humanos quedan muy bien en el periódico porque le dan prestigio pero que en realidad no las lee nadie. Lo que vende es un entierro, una boda y el morbo del famoseo. La gente, estando de vacaciones, no quiere leer sus columnas deprimentes: quieren negar la realidad y leer sobre frivolidades e ignorar la realidad (algunos la ignoran todo el año). En ese aspecto, el libro encierra un mensaje subliminal delicioso: el mejor remedio contra la conciencia es la indiferencia.

Otro de sus dardos envenenados va dirigido al mundo de los 'blogers'; en concreto, de los egocéntricos. En el libro aparece el blog de un internauta que se las da de listo y narra las peripecias de su vida, haciendo parecer que ésta es de lo más interesante (citas con modelos, borracheras, sexo, las mujeres babean por mí, soy un experto en el amor). Incluso da consejos y se las da de sabiondo, como esas personas que lo saben todo. Es un claro mensaje subliminal a todas aquellas personas que tienen blogs y se dedican a aliñar sus narraciones con grandes dosis de "excentricidades urbanas" para hacerlas más interesantes y encima dan consejos morales: un simple trabajo en una oficina puede convertirse en toda una aventura en la que tú eres el rey del mambo si le echas imaginación y pedantería. No hay que olvidar que "los que siempre están de vuelta de todo, son los que no han ido a ninguna parte".


La practicidad de los americanos para según qué cosas es de admirar. En el libro, se nos muestra cómo no tienen reparos en admitir que usan los servicios de un asesor de citas (en España te mirarían como si usaras los servicios de una alcahueta). Son mucho más prácticos y lo tienen todo más claro en este aspecto. Por ejemplo, otro dato muy curioso del libro, nos muestra que los americanos tienen jurisdicción sobre el anillo de compromiso. Incluso hay casos que llegan a los tribunales (parejas que rompen y van a los tribunales por el anillo para que éstos decidan quién se lo queda). También tienen unas normas no escritas sobre el tema como cuánto es aconsejable gastarse, qué tamaño debe tener el diamante, qué pasa cuando el anillo es herencia familiar y la relacion ación se rompe, etc. Muchas mujeres se lo compran ellas mismas por miedo a que el novio no les acierte en los gustos (y es algo que tendrás que llevar toda la vida). Practicidad ante todo.


El libro está escrito en primera persona, narrado por la propia Victoria Sachs en sus columnas para el periódico catalán con el que colabora. La novela está estructurada a modo de columnas y es muy fácil de leer. Además, está escrito en un tono humorístico muy divertido. Las peripecias que vive son realmente divertidas (citas desastrosas, situaciones vergonzosas, meteduras de pata, líos, etc). Tiene una historia sencilla, directa, con un estilo narrativo periodístico muy ágil y dinámico que convierte esta novela en una lectura realmente fresca.

Lo mejor de todo es la caricaturización de los habitantes de las grandes ciudades de la sociedad actual: divertidas y reales al 100%. La protagonista es una chica normal, que vive en Nueva York y tiene una vida de lo más rutinaria (sin grandes excentricidades) poco amiga del riesgo y amante de la rutina. Su trabajo de investigación del mundo de los asesores de citas la llevará a vivir situaciones de lo más variopintas.


¿Recomendado?


Sí. Es un libro que se lee de un tirón; una lectura ideal para cuando se busca algo ligero. No es una novela en la que los personajes estén desarrollados en profundidad: simplemente mezcla la ficción con el reportaje periodístico, pero todo en su justa dosis (en alguna parte encontré demasiado reportaje, pero nada grave). Es una novela interesante de leer por la perspectiva que aporta y el análisis que hace la sociedad moderna y sus nuevas necesidades, además de mostrar en profundidad el negocio y dinero que se genera alrededor de los solteros y del mundo de las relaciones personales. Además, desmonta el mito de que los que usan estos servicios tienen que ser unos degenerados, unos freaks o unos perdedores. La protagonista es realmente entrañable por su manera de ser, las reflexiones que hace y las cosas que le pasan. Es una historia sencilla con su inicio, nudo y desenlace (muy divertido, por cierto) que nos muestra la realidad a través de un personaje de ficción. Totalmente recomendada para épocas en las que el cuerpo te pide lecturas sencillas y para pasar un buen rato. Mejor esta novela que muchísimas chick lit que han salido al mercado en los últimos años, desde luego. No es alta literatura, ni lo pretende, pero entretiene y, además, informa. ¿Qué más se le puede pedir?


(Como inconveniente diré que los libros son carísimos y éste pica bastante: 18 € por una novela muy corta me parece excesivo)


Datos editoriales

(el mío es en catalán, pero está disponible en ambos idiomas)

ISBN 13: 978-84-297-6101-6
Título: Cites a Manhattan

Autor/es: Reverter Barrachina, Emma

Lengua de publicación: Catalán

Edición: 1ª ed., 1ª imp.
Fecha Edición: 05/2008
Publicación: Edicions 62, S.A.

Descripción: 176 p.

Precio: 17,31 Euros

Sexo en Nueva York, la película - Michael Patrick King


Llevo varios días intentando escribir la reseña de esta película, enfrentándome sin éxito a la pantalla en blanco de mi portátil. Salvando las distancias, claro. Quitando el nombre de la actriz, que coincide con el mío, poco más nos une, puesto que ni soy tan estilosa como ella, ni ando tan sobrada de dinero, ni mi vida está sujeta a tantos altibajos. Tampoco es un Macintosh mi ordenador. Pero el bloqueo es el mismo. Espero que esta vez sea la buena.

Hay gente que odia que se den vueltas y vueltas contextualizando las cosas y que les gusta que se vaya al grano a la hora de analizar las pelis. Yo, por lo general, soy más bien de las que gustan de situar en un contexto todo porque creo que los alrededores de las cosas ofrecen mucha más información de la que nos creemos. No se trata de “hablar por hablar”. Es sintomático el estado de ánimo con el que nos enfrentamos a ellas, son importantes nuestras expectativas e influyen más de lo que nos pensamos nuestros gustos personales. Así que toda esta información periférica más allá de los meros hechos objetivos creo que sí que importa.

Pero si creo que para la mayoría de las cosas es necesaria, en el caso de Sexo en Nueva York la película creo que es básico. No es en absoluto lo mismo si la que lo escribe forma parte de la horda de fans de la película o es alguien a quien le da un poco lo mismo puesto que la actitud que va a adoptar frente a ella va a ser radicalmente diferente. La dureza con la que la va a juzgar va a ser muy distinta según sea su implicación con la serie y va a esperar cosas muy diferentes que una espectadora ocasional.


En mi caso he de confesar sin ningún tipo de rubor que yo soy una fan bastante fanática. Lo soy de modo social y me explicaré. A modo individual mis series favoritas son sin duda Friends y Anatomía de Grey, de las que tengo todo lo que está en vídeo y que me pongo de manera regular hasta saberme diálogos enteros. Pero Sexo en Nueva York es la serie de mis amigas. Cuando la ponían en el Plus nos reuníamos todos los domingos para verla en casa de una amiga a modo de ritual, semana tras semana y año tras año. Hay quien semanalmente va a misa, pues nosotras íbamos a ver Sexo en Nueva York. Yo luego no lo repetía en privado, pero me la he tragado en innumerables ocasiones y sobre todo es que ha dado lugar a múltiples conversaciones. Digamos que ha sido la serie de nuestra juventud. Lo que nos fallaba es que éramos más que las amigas de la serie, si no, hubiese sido perfecto.

Por eso ir a ver la película se convirtió para nosotras en un acto social más. Elegimos para ir a verla además justamente el día de la semifinal de España contra Rusia, un día que teníamos asegurado el cine prácticamente para nosotras solas. Y efectivamente, así fue. Habría unas quince personas en el cine. La mitad, ya no de la tercera, sino de la cuarta edad, nosotras y un viejo verde que debió ver “sexo” y “Nueva York” y debió pensar coño, qué bien, una subidita de tono en los cines convencionales, porque si no no se entendía muy bien qué diantres hacía ahí solo el buen hombre.

Como digo, nos habíamos pegado muchos años viendo la serie juntas así que era imprescindible irla a ver juntas. ¿Y qué esperábamos? Más de lo mismo. No queríamos otra cosa. Esperábamos algo en la línea de la serie, que había quedado más o menos cerrada y poco más. Cualquier otra cosa nos hubiese decepcionado. No es ese un producto para innovar.

Y es que a las fans de la serie nos habían dejado con las ganas de saber qué pasaba después ¿Continuarían sus vidas igual? ¿Qué ocurriría después? . En teoría después de la serie no iba a haber ninguna película. Era un adiós y hasta siempre. Llevaban muchos años rodando y no tenían previsto rodar más. Pero por un lado estaba la pasta y por otro que el roce hace el cariño y tenían ganas de juntarse ¿he nombrado ya la pasta? La más reacia a juntarse de nuevo era la actriz que hace el papel de Samantha, Kim Catrall que pretendía (cosa lógica) cobrar lo mismo que Sarah Jessica Parker puesto que sin ella la película no había lugar. Al final parece que hubo fumata blanca. No sé en qué condiciones.

La serie había acabado con las cuatro protagonistas, que ya habían entrado en la cuarentena todas (y algunas rozaban la cincuentena) convenientemente situadas. Miranda, la abogada de éxito había descubierto que Steve era el hombre de su vida y disfrutaba de su vida con él y con su hijo Brady. Charlotte, tras divorciarse de Trey McDougall se había casado con Harry su abogado matrimonialista y se disponía a adoptar ante la imposibilidad de tener hijos. Samantha la devorahombres había superado un cáncer y había sentado a la cabeza junto a mister polvazo Smith y Carrie por fin después de diez años de dimes y diretes había descubierto el nombre de Mister Big y parecía que iba a acabar sus días con él.

Este es el arranque de la película. Con un universo estable, con las protagonistas mirando a las jovencitas dispuestas a comerse Manhattan como ellas diez años antes.

El paso del tiempo es algo que queda bien evidente desde el principio. Se notan los años que han pasado desde el comienzo de la serie. Esta evolución se fue notando de manera muy progresiva a lo largo de las seis temporadas de la misma pero es quizás en la película donde se nota el salto más evidente. Yo tuve la suerte de irla viendo conforme la fueron emitiendo, de manera que para mí fue una cosa muy gradual, de manera que puedo dar fe de que si se ve de este modo y no de manera acelerada (una temporada detrás de la otra en un maratón de episodios) ni te enteras de lo que van cambiando. Como además, sus cambios eran los nuestros, realmente ibas entendiendo como se iban serenando así que la cosa se veía como natural. Y el cambio que ellas dan en la película a los cuarenta es el que nosotras mismas hemos dado a los treinta y tantos, así que a mí no me ha extrañado ni me ha parecido forzado. Sin embargo ha habido gente a la que sí que le ha parecido raro. Lo que a alguna gente le parece falta de frescura a mí sencillamente me parece madurez. Conforme te haces mayor van cambiando los temas de conversación. A mí lo que me hubiese parecido forzado es que con cuarenta hubiesen seguido teniendo los mismos temas de conversación en los baños que tenían cuando eran unas crías en la primera temporada. Simplemente es que se han hecho mayores, sus vidas se han estabilizado. Es ley de vida. Es por esto que la película puede decepcionar más a la gente más joven que a la que hemos crecido con la serie… porque hemos crecido en la misma dirección que ellas.

Salvando las distancias claro. Sus contextos obviamente nunca han sido los nuestros. Jamás nos hemos movido en los mismos ambientes de lujo, gasto y clubes. Pero es curioso. Aunque nos separan un montón de cosas, ciertamente siempre hemos sentido que son más cosas las que nos unen. Por un lado está el sentimiento de unión entre nosotras que siempre hemos tenido. La solidaridad femenina y el sentimiento grupal es algo que al menos en mi grupo de amigas siempre ha estado muy presente. En ese aspecto nos hemos visto muy fiel reflejadas. Cuando alguien lo ha pasado mal, nunca le ha faltado alguien que le consolara, alguien a quien llamar a horas intempestivas o alguien a quien acudir. Nosotras también nos hemos reunido siempre regularmente a comer, costumbre que hemos mantenido durante años y que aún frecuentamos, incluso con niños de por medio. Nunca han sido los hombres un obstáculo. También somos un grupo heterogéneo. Más o menos repetimos los patrones que están presentes en el grupo de Sexo en Nueva York, con un personaje al que nos sentimos más afines (por si os interesa, a mí me identifican con Charlotte). Y siempre hemos hablado con mucha desinhibición de casi todo.

Es por esto que es una serie en la que nos hemos mirado como en un espejo. Deformante, si queréis, pero un espejo al fin y al cabo.

Y en estas mujeres de la película nos seguimos viendo igual que nos veíamos en las de la serie. Para nosotras sigue siendo un modelo válido.

Es cierto que no es tan descharrantemente divertida como era al principio. Quizás no tenga golpes tan buenos como tenían algunos capítulos del principio. Le faltará frescura. Pero es que los cuarenta no son tan frescos como los treinta o los veinte. De hecho, me gustan algunas de las miradas divertidas que echa Carrie sobre todo a algunos grupos de jovencitas en las que se ve a ella y a sus amigas hace unos años. Sabe que eso no volverá. Sabe que ya no está en ese punto y que su vida es distinta. Y yo aún así me reí, que conste.

Las gracias son más sutiles. El “dibujar” me pareció muy gracioso. O los guiños a la serie que hacen cuando se empieza a probar los modelitos (entre los que está el tutú que luce en la apertura de los títulos de crédito de la serie) como riéndose de los estilismos de años ha. No son tan abiertos, pero tienen su punto.

Mención aparte merecen los estilismos. La estilista es la misma de la serie y realmente ha conseguido recrear el estilo de cada una. Llenándolo de marcas, por cierto, como Balinesa me ha hecho notar. El catálogo de marcas que aparece es ingente. Y aparecen de manera muy poco disimulada. Ya pasaba en la serie, pero aquí es una cosa muy poco disimulada. A mí nunca me ha molestado y en una película como ésta hasta le encuentro sentido. Como le decía a esta usuaria amiga mía, me molestaba mucho más que me metieran por los ojos marcas que no venían a cuento en series tipo médico de familia en la que trataban de venderte hasta el papel higiénico. Pero es evidente que lo hacen. Una compañera de trabajo me dijo que se había fijado en un cinturón con tachuelas que se ponía Carrie continuamente, combinándolo con todo. Cuando llegó a casa trató de buscarlo en internet metiendo en google “cinturón Carrie Sexo en Nueva York”, dio con él, la tienda donde lo vendían ¡y estaba agotado!. ¡Y esto a los dos días del estreno! Para que tengáis en cuenta el impacto mediático de la publicidad indirecta. También se dejan ver bastante unas sandalias que lleva Samantha en forma de pez, que fijo que también están agotadísimas.

Me gusta la relación que tiene con Louise, de St. Louis (una oscarizada Jennifer Hudson), una historia que aporta bastante y que da frescura a la trama. Me aburren un poco Carrie y Miranda y de nuevo son Charlotte (asustada por tanta felicidad) y Samantha (asustada por ser poco fiel a su naturaleza) las que más me interesan. Es precisamente ésta última y su “no historia” con su vecino lo más subido de tono de toda la película. El vecino es todo un gozo para la vista. Madre de dios, qué cuerpo. Eso debería estar prohibido.

En definitiva, disfruté como una enana, nos lo pasamos bien y fue una experiencia grupal de lo más interesante. De lo más divertido para ir en grupo y rememorar los buenos tiempos en los que éramos más jóvenes y podíamos quedar todos los domingos sin que apenas hubiese bajas.